Esta es la historia de un escritor que padece una crisis existencia y literaria de gran hondura. Al menos así lo representa Jeff Daniels, quien sabe arreglárselas para hacernos creíble el padecimiento de su personaje. Su esposa (Lisa Kudrow) lo consiente y lo ayuda a pasar la desventura, a pesar de que ya haya dejado de sentir el gusto que tenía por él. Y así configurada la vida del escritor, en una especie de reclusión voluntaria en una a las afueras de un pueblo, todos los espectadores quedamos pendientes de cómo podrá el escritor salirse de su atolladero.
Bien que la película parece funcionar en los primeros momentos y que la aparición del amigo imaginario del escritor le da un condimento un poco original a la crisis, lo cierto es que la película no resuelve mucho y los desarrollos quedan todos un poco en la reiteración de que el tipo, el escritor, solo trata de redefinirse. Mientras él quiere hacerlo, la película se queda en crisis.