La verdad es que esperaba mucho más de la visión que Soderbergh podría ofrecernos de la etapa cubana de Ernesto Guevara, y me senté a verla con interés, y esperando una gran película. Por contra, me encontré con un relato distante y desapasionado, y con un cine esquemático y frío impropio de su autor.

Sólo la pasión irracional por un mito como el del Ché, puede explicar la calificación que tiene esta película en FilmAffinity mientras escribo esta crítica (7/10), y es ello lo que me ha impulsado a escribirla. Después de verla, confieso haberle dado un 6, más que nada por la recreación histórica de ciertos momentos, el ambiente conseguido y el estilo visual de varias secuencias. Pero lo cierto es que me aburrió bastante, y que he visto muchos mejores documentales que esta película hecha a la medida de la memoria del ahora apolillado régimen revolucionario.

Pasiones sobre el personaje a un lado, creo que no merece más esta gran oportunidad perdida, que ni es cine político, ni contiene el interés de un buen documental. La aproximación al personaje del director carece de análisis e incluso de humanidad. Otra cosa es la recreación del ídolo intocable conseguida por Benicio: chapeau!

A pesar de todo, pienso ver la otra mitad (Guerrilla). Y espero que no sea tan soporífera...