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Voto de Donald Rumsfeld:
8
2016
Scott Alexander (Creador), Larry Karaszewski (Creador) ...
7,6
11.131
Serie de TV. Intriga. Drama
Miniserie de TV (2016). 10 episodios. Basada en el libro de Jeffrey Toobin "The Run of His Life: The People V. O.J. Simpson", tiene como eje central el controvertido caso del deportista O.J. Simpson, quien, a pesar de las pruebas que lo incriminaban en un doble homicidio, fue declarado inocente por el jurado popular. Cuenta todo el proceso judicial desde la perspectiva de los abogados de Simpson y muestra las maniobras y estrategias ... [+]
21 de noviembre de 2016
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Abuelito, ¿vas a ser muy pedante esta vez?
-Por supuesto, Cindy. Sabes que no puedo evitarlo.
-Pero es que la última crítica fue un rollo, yo no me enteré de nada.
-Ni siquiera hablaste de la película.
-A ver, Pamela, Amanda y todas las demás, vuestras madres están en la fiesta del té, el alma de vuestros padres me pertenece y ninguna de vosotras cumplió 21. Así que es mejor que me creáis cuando os digo que no están claramente definidos los límites legales de lo que una persona de mi posición puede hacer.
-Seguro que es demencia senil.
-Te he oído, Gwendoline. Y te diré que el otro día escuché un recopilatorio de los Beatles. ¿Sabéis quiénes son? Me lo imaginaba. El caso es que como todo el mundo me insiste en que son muy buenos quise darles una oportunidad…
-Ya empieza a desvariar.
-Katrina, hazme el favor de anotar eso en el libro de reclamaciones. Bien, como os decía, todos dicen que los Beatles son un gran grupo y sus composiciones muy elaboradas. Pero cuando yo los escuché el otro día tuve una revelación. Y escuché algo muy diferente. Escuché claramente como esos tipos no tenían ni idea de lo que estaban haciendo. Y deduje que su triunfo sólo podía explicarse como un fenómeno de masas, un producto que nada tuvo que ver con la música, un producto del que la televisión y su limitado rango dinámico de frecuencias fueron los artífices, un producto no tan lejano de cualquier reality "musical" contemporáneo. Sólo era un espectáculo de masas. Una pose. Las melodías no eran más que esquemas. Las letras sólo hablaban de tonterías adolescentes. He escuchado bandas de colegios de monjas con más ritmo y energía. Bueno, aquello sólo tuvo algo de sentido cuando ciertos productores impusieron un poco de sensatez, lo cual significa que ni tan siquiera tenían un sonido propio. En fin, seguro que en la tele quedaban muy bien. Aquellas antiguas teles de tubo, con su imagen borrosa y su sonido a estática, eran su soporte natural. Necesitaban de un medio que quitara toda profundidad al sonido, que lo amalgamara hasta convertirlo en una masa viscosa e indiscernible en la que nada fuera lo suficientemente claro como para tener identidad propia, un medio cuya forma de tratar el sonido fuera tan simple como el sonido que debía reproducir. Todo la locura que se desató en torno a aquel grupo ya anunció claramente que había nacido y se estaba cultivando un nuevo tipo de fanatismo, uno que a fuerza de subjetividad ni tan siquiera tenía relación con los objetos en torno a los que se construía. Pues no sólo es que los Beatles parecieran más interesados en sus papeles de divas que en la música; por los clavos de Cristo, si se fueron seis semanas a la India y ya se creían brahmanes, ni eso pudieron tomarse en serio... Es que a sus oyentes la música también les daba exactamente igual. Eran fanáticos en busca de objetos sobre los cuales pudieran proyectar sus ansiedades. De objetos a través de los cuales se realizaban. ¿Habéis visto Transformers? Ya me lo imaginaba. Por si aún no os ha quedado claro os lo diré muy sencillamente y así me ahorro las comparaciones: la música de aquellos fantoches era una solemne mierda. ¿Y qué nos dice todo esto sobre esas personas que no sólo dicen que les gustan los Beatles sino que hablan sin rubor de la calidad de esa música, de la complejidad de las armonías, lo profundo de las letras y lo acertado de los arreglos, eh, Margaret?
-No sé, yo tengo mucho sueño.
-Nos dice que esas personas, al posicionarse de entrada en un nivel emocional, nostálgico si queréis, con aquello que defienden, han perdiendo la objetividad. Así que fijaros bien, incluso, o más exactamente, sobre todo cuando hablan de algo que consideran personal puede pasar que no tengan ni idea de lo que están diciendo, puesto que la lógica o los hechos, aún en su nivel más esencial, han sido descartados y sustituidos por la creencia, el deseo o la simple costumbre. En otras palabras: por la emoción. Entre comillas. Y lo mismo cuando actúan. ¿Os dais cuenta de lo que esto significa?
-Abuelito Donald, ponnos Frozen.
-Por supuesto, Cindy. Sabes que no puedo evitarlo.
-Pero es que la última crítica fue un rollo, yo no me enteré de nada.
-Ni siquiera hablaste de la película.
-A ver, Pamela, Amanda y todas las demás, vuestras madres están en la fiesta del té, el alma de vuestros padres me pertenece y ninguna de vosotras cumplió 21. Así que es mejor que me creáis cuando os digo que no están claramente definidos los límites legales de lo que una persona de mi posición puede hacer.
-Seguro que es demencia senil.
-Te he oído, Gwendoline. Y te diré que el otro día escuché un recopilatorio de los Beatles. ¿Sabéis quiénes son? Me lo imaginaba. El caso es que como todo el mundo me insiste en que son muy buenos quise darles una oportunidad…
-Ya empieza a desvariar.
-Katrina, hazme el favor de anotar eso en el libro de reclamaciones. Bien, como os decía, todos dicen que los Beatles son un gran grupo y sus composiciones muy elaboradas. Pero cuando yo los escuché el otro día tuve una revelación. Y escuché algo muy diferente. Escuché claramente como esos tipos no tenían ni idea de lo que estaban haciendo. Y deduje que su triunfo sólo podía explicarse como un fenómeno de masas, un producto que nada tuvo que ver con la música, un producto del que la televisión y su limitado rango dinámico de frecuencias fueron los artífices, un producto no tan lejano de cualquier reality "musical" contemporáneo. Sólo era un espectáculo de masas. Una pose. Las melodías no eran más que esquemas. Las letras sólo hablaban de tonterías adolescentes. He escuchado bandas de colegios de monjas con más ritmo y energía. Bueno, aquello sólo tuvo algo de sentido cuando ciertos productores impusieron un poco de sensatez, lo cual significa que ni tan siquiera tenían un sonido propio. En fin, seguro que en la tele quedaban muy bien. Aquellas antiguas teles de tubo, con su imagen borrosa y su sonido a estática, eran su soporte natural. Necesitaban de un medio que quitara toda profundidad al sonido, que lo amalgamara hasta convertirlo en una masa viscosa e indiscernible en la que nada fuera lo suficientemente claro como para tener identidad propia, un medio cuya forma de tratar el sonido fuera tan simple como el sonido que debía reproducir. Todo la locura que se desató en torno a aquel grupo ya anunció claramente que había nacido y se estaba cultivando un nuevo tipo de fanatismo, uno que a fuerza de subjetividad ni tan siquiera tenía relación con los objetos en torno a los que se construía. Pues no sólo es que los Beatles parecieran más interesados en sus papeles de divas que en la música; por los clavos de Cristo, si se fueron seis semanas a la India y ya se creían brahmanes, ni eso pudieron tomarse en serio... Es que a sus oyentes la música también les daba exactamente igual. Eran fanáticos en busca de objetos sobre los cuales pudieran proyectar sus ansiedades. De objetos a través de los cuales se realizaban. ¿Habéis visto Transformers? Ya me lo imaginaba. Por si aún no os ha quedado claro os lo diré muy sencillamente y así me ahorro las comparaciones: la música de aquellos fantoches era una solemne mierda. ¿Y qué nos dice todo esto sobre esas personas que no sólo dicen que les gustan los Beatles sino que hablan sin rubor de la calidad de esa música, de la complejidad de las armonías, lo profundo de las letras y lo acertado de los arreglos, eh, Margaret?
-No sé, yo tengo mucho sueño.
-Nos dice que esas personas, al posicionarse de entrada en un nivel emocional, nostálgico si queréis, con aquello que defienden, han perdiendo la objetividad. Así que fijaros bien, incluso, o más exactamente, sobre todo cuando hablan de algo que consideran personal puede pasar que no tengan ni idea de lo que están diciendo, puesto que la lógica o los hechos, aún en su nivel más esencial, han sido descartados y sustituidos por la creencia, el deseo o la simple costumbre. En otras palabras: por la emoción. Entre comillas. Y lo mismo cuando actúan. ¿Os dais cuenta de lo que esto significa?
-Abuelito Donald, ponnos Frozen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
-Os lo diré de otra manera. ¿Sabéis cómo llaman los sociólogos al proceso mediante el cual el electorado escoge a quién votar?
-Esa me la sé. Jornada de reflexión.
-Lorianne, estás castigada. Por lista. Lo llaman “la búsqueda del borracho”. Y ¿por qué? Pues porque los borrachos cuando buscan las llaves ni razonan ni tienen memoria. De igual manera, los parámetros fundamentales que deciden el voto son fundamentalmente de tipo emocional: la confianza que transmite “el líder” (es decir, el marketing), la tradición familiar y el miedo al cambio, junto con la esperanza del mismo, son los tres factores fundamentales. Como veis, la reflexión, el programa político o la clase social son aquí irrelevantes; lo que importa es la emoción. Permitidme citar a uno de mis maestros <<Es posible gobernar a un pueblo mediante el miedo y la violencia, pero es mucho mejor gobernarlos mediante el corazón>>. A ver Melanie ¿quién fue?
-Tengo nauseas.
-Goebbles, cariño, fue Goebbles. Y ¿por qué? Pues porque el camino de la emociones siempre es el más efectivo para la manipulación, especialmente con los grupos y masas. Prestad atención: No es que la razón no tenga sus límites y peligros, es que 1) No existe emoción sin cognición, es más, técnicamente hablando ni siquiera existe percepción si antes no hay una cognición; y 2) Cuando a la cognición se le sustrae el razonamiento nos volvemos extremadamente vulnerables a la manipulación, sobre todo cuando la información presenta cierto grado de complejidad. Así podéis deducir que cuando alguien apela de manera directa a nuestras emociones lo que en realidad suele querer es manipularnos a través de nuestras cogniciones. Y daros cuenta de que en principio nadie necesita manipular a otro cuando lo que se pretende es informar. En cierto nivel, la manipulación es justo lo contrario de la información, por mucho que ambas se puedan confundir, pues mientras una es moralmente positiva, es decir, la persona es tratada como un fin en sí misma, la otra no, pues el manipulado no es más que el medio para lograr un fin. Todo esto es elemental. Así que, os pregunto, qué podéis esperar cuando incluso las personas que son expuestas durante meses a información para ayudarles a tomar una decisión, al llegar el momento de tomarla prefieren escoger con “el corazón” a despecho de todo lo demás. De entrada tened en cuenta que si esas personas están armadas, o disponen de cualquier dispositivo con el que dañar a otras, constituyen un peligro para la sociedad. Es obvio que si la justicia, o la búsqueda de la verdad, o el amor, o la música, se convierten en coartadas para sensibleros espectáculos de masas ejecutados por necios que no tienen ni las más remota idea de lo que significa la responsabilidad, el resultado más probable será la propia banalización de esas mismas dimensiones, lo cual nos deja indefensos ante el prejuicio y estereotipo subsiguiente. De ahí que cuando todo se convierte en show, el bufón sea el rey. Lo cual da píe a transmutar incluso lo más sagrado, antiguo y venerable en una broma de mal gusto, en anécdota, en un curso de espiritualidad de 6 semanas o en una cuestión de opinión frente a la cual la propia información y todo discurso elaborado siempre llevan las de perder. Pues mientras que quien informa tiene un límite: la fidelidad a los hechos; quien manipula no tiene límite alguno. Ni la ignorancia ni la mentira. Por lo que antes de sacaros de encima la mierda que automáticamente se adhiere con su mero contacto, ya os habrán caído encima tres toneladas más. Vaya, apenas he rascado la superficie y ya vienen vuestras mamis a recogeros. Ahora que esto se ponía divertido de verdad. En fin, podéis levantaros y coger vuestros regalos. Las obras completas de Ayn Rand [suspiro] comentadas punto por punto por el propio Fukuyama. De nada.
-Esa me la sé. Jornada de reflexión.
-Lorianne, estás castigada. Por lista. Lo llaman “la búsqueda del borracho”. Y ¿por qué? Pues porque los borrachos cuando buscan las llaves ni razonan ni tienen memoria. De igual manera, los parámetros fundamentales que deciden el voto son fundamentalmente de tipo emocional: la confianza que transmite “el líder” (es decir, el marketing), la tradición familiar y el miedo al cambio, junto con la esperanza del mismo, son los tres factores fundamentales. Como veis, la reflexión, el programa político o la clase social son aquí irrelevantes; lo que importa es la emoción. Permitidme citar a uno de mis maestros <<Es posible gobernar a un pueblo mediante el miedo y la violencia, pero es mucho mejor gobernarlos mediante el corazón>>. A ver Melanie ¿quién fue?
-Tengo nauseas.
-Goebbles, cariño, fue Goebbles. Y ¿por qué? Pues porque el camino de la emociones siempre es el más efectivo para la manipulación, especialmente con los grupos y masas. Prestad atención: No es que la razón no tenga sus límites y peligros, es que 1) No existe emoción sin cognición, es más, técnicamente hablando ni siquiera existe percepción si antes no hay una cognición; y 2) Cuando a la cognición se le sustrae el razonamiento nos volvemos extremadamente vulnerables a la manipulación, sobre todo cuando la información presenta cierto grado de complejidad. Así podéis deducir que cuando alguien apela de manera directa a nuestras emociones lo que en realidad suele querer es manipularnos a través de nuestras cogniciones. Y daros cuenta de que en principio nadie necesita manipular a otro cuando lo que se pretende es informar. En cierto nivel, la manipulación es justo lo contrario de la información, por mucho que ambas se puedan confundir, pues mientras una es moralmente positiva, es decir, la persona es tratada como un fin en sí misma, la otra no, pues el manipulado no es más que el medio para lograr un fin. Todo esto es elemental. Así que, os pregunto, qué podéis esperar cuando incluso las personas que son expuestas durante meses a información para ayudarles a tomar una decisión, al llegar el momento de tomarla prefieren escoger con “el corazón” a despecho de todo lo demás. De entrada tened en cuenta que si esas personas están armadas, o disponen de cualquier dispositivo con el que dañar a otras, constituyen un peligro para la sociedad. Es obvio que si la justicia, o la búsqueda de la verdad, o el amor, o la música, se convierten en coartadas para sensibleros espectáculos de masas ejecutados por necios que no tienen ni las más remota idea de lo que significa la responsabilidad, el resultado más probable será la propia banalización de esas mismas dimensiones, lo cual nos deja indefensos ante el prejuicio y estereotipo subsiguiente. De ahí que cuando todo se convierte en show, el bufón sea el rey. Lo cual da píe a transmutar incluso lo más sagrado, antiguo y venerable en una broma de mal gusto, en anécdota, en un curso de espiritualidad de 6 semanas o en una cuestión de opinión frente a la cual la propia información y todo discurso elaborado siempre llevan las de perder. Pues mientras que quien informa tiene un límite: la fidelidad a los hechos; quien manipula no tiene límite alguno. Ni la ignorancia ni la mentira. Por lo que antes de sacaros de encima la mierda que automáticamente se adhiere con su mero contacto, ya os habrán caído encima tres toneladas más. Vaya, apenas he rascado la superficie y ya vienen vuestras mamis a recogeros. Ahora que esto se ponía divertido de verdad. En fin, podéis levantaros y coger vuestros regalos. Las obras completas de Ayn Rand [suspiro] comentadas punto por punto por el propio Fukuyama. De nada.