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Seychelles Seychelles · Coldwater
Voto de TPA:
8
Drama. Intriga Un joven (Ryan Gosling) empieza a trabajar como jefe de prensa de un prometedor candidato (George Clooney) que se presenta a las elecciones primarias del Partido Demócrata. Durante la campaña tendrá la oportunidad de comprobar hasta qué extremos se puede llegar con tal de alcanzar el éxito político. Adaptación cinematográfica de la obra teatral "Farragut North" de Beau Willimon. (FILMAFFINITY)
4 de mayo de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que este en el que vivimos es un mundo de hombres es lo que al final, en cierto modo, suscribe George Clooney con su último film, que entra estos días como anillo al dedo por su contexto político, paralelo a los acontecimientos que se están dando en los Estados Unidos. Las primarias republicanas como excusa, y sus consecuentes intercambios dialectales, tan hábiles y suspicaces como a menudo vacuos, son el perfecto escenario para el lucimiento de guionistas, que como en las películas de Fincher o Miller se encuentran en su salsa, mimados por un realizador que huele lo lúcido y auspicia lo inteligente. No sólo dirigiendo, Clooney es selecto y así lo avala su trayectoria cinematográfica, actualmente en plena madurez artística, dejando mella como actor y director, pero también como coguionista. Efectivamente, Clooney firma también parte del texto de sus films, incluyendo este último, en el que aporta conocimientos –su padre había sido candidato demócrata en el congreso de Kentucky– de los mecanismos internos en la política norteamericana.

La superficie de lo que nos cuenta Clooney, entresijos políticos de altas esferas, es conscientemente banal, destapándose su naturaleza superflua cuando se enfrentan los discursos y competencias internas entre candidatos republicanos a la presidencia con su carácter más esencial y subcutáneo; las relaciones humanas y sus dimensiones. Con la premisa de su título, que hace referencia a la traición de Bruto a su padre, Julio César, Clooney desarrolla una trama alegórica, escala de prioridades y valores de quien aspira al poder. La muerte del idealismo, la sangre fría, y el proceso de inhumanización forman parte de la hipótesis formulada aquí, bastamente asumida pero aun así de necesaria reformulación.

Clooney cuenta, para todo ello, con un reparto potente encabezado por uno de los actores de moda, Ryan Gosling. El joven rubio está excelente en su papel de consejero. Carismático y viril donde los haya, Gosling suscita empatía con poco; de carácter grave y sutil expresividad, es calmo pero atento, introvertido pero vivaz, y personifica en buena medida lo que Los idus de marzo quiere significar: metas y sacrificios, grandes ambiciones y pérdida de principios. Y todo ello en un contexto, como decíamos, implacablemente masculino, una suerte de revés a lo que Polanski describía en El escritor (2010). Prosiguiendo con el elenco, y junto a Clooney y Gosling, ambos impecables, encontramos grandísimos papeles secundarios, como los asesores presidenciales encarnados por Paul Giamatti y Phillip Seymor Hoffman, o la becaria Evan Rachel Wood, quien con su papel carga sin arrugarse con lo más implícito de la trama, drama real de lo que quema sin que debiera en la sobrealimentada hoguera de las vanidades.

(Sigue en spoiler SIN SPOILER)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TPA
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