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España España · malaga
Voto de alcaide:
2
Terror. Thriller Jesse es una chica que llega a Los Angeles, California, para hacer su sueño realidad: convertirse en supermodelo. Pero su juventud y belleza despertará al demonio, y se verá atrapada en un peligroso mundo de envidias y celos en el que las modelos están dispuestas a todo para triunfar. (FILMAFFINITY)
10 de noviembre de 2016
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si existe en la actualidad un autor complejo, de esos llamados a dividir a la comunidad cinéfila entre detractores y entusiastas, ese es sin duda el danés Nicolas Winding Refn, un bicho raro, que desde su llegada a Hollywood, y con no demasiadas películas, de la que solo "Drive" (2011), parece obtener el consenso unánime de la gran mayoría, ha conseguido llamar la atención con un más que personal enfoque, que parece transitar, con mayor o menor fortuna, entre el pesimismo existencial, y un universo visual tan deslumbrante como en extremo contemplativo.

Más cercana a "Solo Dios Perdona" (2013), su anterior trabajo, Refn construye, con este Demonio de Neón, un viaje al mundo de la banalidad, a través de la historia de una joven aspirante a modelo, que pronto descubrirá un submundo de perversión y peligro constante, en el que todos los que la rodean, parecen querer obtener la llave de su deslumbrante y deseada inocencia.

Demasiado pagado de si mismo, y coqueteando siempre con esa delgada linea, que puede definir el camino hacia lo incurablemente pretencioso, al realizador le ha fallado lo que hasta ahora le mantenía a flote, una historia convincente, que consiguiera fascinar al espectador en su particular espacio onírico y vanguardista, factores de los que si pueden presumir sus anteriores propuestas.

Aún contando con los habituales elementos técnicos marca de la casa, expresados en una más que minuciosa puesta en escena, el excelso trabajo de fotografía, todo ello, bien acompañado por el esfuerzo de Cliff Martinez en la banda sonora, el film se muestra vacío y absurdo, infectado por un hedonismo llevado al límite de lo insoportable, donde se intenta exponer la vanidad, como motor central de un guión que precisamente, peca de ese mismo egocentrismo que intenta mostrar en pantalla.

Del reparto, salvar a una cada vez más prometedora Elle Fanning, que dota a su personaje de una mirada limpia y creíble, llena de matices. Igualmente, ya en el plano secundario, se encuentra una breve pero intensa aparición de Keanu Reeves, al que curiosamente, y pese a sus evidentes limitaciones como actor, se le dan bastante bien los personajes oscuros y malintencionados.

Por último, y como todo es una cuestión de gustos, no le faltan defensores a tal esperpento, se pueden buscar simbologías y metáforas varias, que justifiquen en parte, todas las decisiones estéticas y argumentales de las que hace gala la cinta, no es la incomprensión lo que la lastra, son sus desvaríos, tendentes al sopor, coronados por un final excesivo y fuera de lugar, lo que la convierten en el título menos estimulante de todos los rodados hasta la fecha por su peculiar realizador.



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alcaide
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