Autor de películas tan dignas como "091 policía al habla", "Usted puede ser un asesino", "El secreto de Mónica" y "Accidente 703" entre otras igualmente meritorias, José María Forqué era un cineasta irregular porque también hubo películas que no le salieron bien. Pero en sus mejores empeños fue capaz de fascinar y en esta fantástica y delirante aventura de Los Bravos lo consigue porque es una película que homenajea mediante sus fotogramas a muchas cosas entrañables como el mundo de los tebeos, la fantasía, la capacidad del ser humano para imaginar y el espíritu infantil que algunas personas conservan por muchos años que pasen. Y todo ello reforzado con unas inquietudes estéticas insólitas en un film que en principio carece de grandes pretensiones. Uno de los mejores momentos es la llamada que recibe Mike Kennedy cuando está durmiendo y luego entra en una cabina bostezando y mira al oscuro cielo en un plano breve pero inolvidable. Es una película dotada de un encanto particular y que se desarrolla en escenarios sugestivos. Además de las bellas canciones del mítico grupo protagonista no faltan unos agradables fondos musicales. A pesar de sus palpables limitaciones es una película que derrocha simpatía y espontaneidad y que por ello divierte al espectador mediante la atractiva mezcla de elementos que conforman el trepidante producto.