Sobrevalorada película de Buñuel en la que el cineasta aragonés incide en varios de los asuntos recurrentes en su cine, como son la corrosiva censura a la burguesía y el vituperio a la Iglesia, siempre llevados a cabo a través de la ridiculización y el surrealismo, sin caer jamás en un mensaje panfletario.

Esta comedia negra se vale del sinsentido, del ácido sarcasmo y del delirio onírico (con la rebuscada utilización en un momento determinado de un sueño dentro de otro sueño) para criticar sin piedad y dentro del contexto anárquico que preside el film a la clase acomodada, representada en un grupo de vacíos personajes enfrentados a una serie de avatares absurdos de desiguales resultados cómicos.

Las obsesiones habituales de su genial autor están presentes en este provocador título con ecos en su concepción inicial de "El Ángel Exterminador" (1962), pero cuyo resultado final está muy lejos de la categoría, de la profundidad y de la atmósfera opresiva, enfermiza y claustrofóbica que consiguió Buñuel en aquella obra maestra perteneciente a su etapa mexicana, sin duda una de las mejores películas de su filmografía.

Esta irreverente fantasía del absurdo con someras observaciones sociopolíticas logró en su día para Francia el Oscar a la mejor película de habla no inglesa.