Gran western producido, dirigido y protagonizado por John Wayne en el que se recreaba con épica el episodio histórico del Álamo.

A pesar de su extenso metraje, muy rara vez se pierde el interés por esta muy entretenida historia de rebeldía popular contra la opresión.

El firme pulso narrativo mostrado por Wayne es encomiable, al igual que la excelente música de Dimitri Tiomkin evocando con grandiosidad las sensaciones buscadas.

El choque entre tres fuertes personalidades reflejadas en los personajes de John Wayne, Richard Widmark y Laurence Harvey, ocasiona numerosas tensiones, ayudando a generar desavenencias que dan pie a reflexiones sobre valores y comportamientos humanos.

La película es un rico muestrario social, siendo satisfactorias las muestras de respeto mutuo entre las dos partes en conflicto y la dimensión otorgada a sus principales caracteres. El clímax es más que notable, desprendiendo tanta fuerza en sus emociones como en su estética.