Producción con sabor a telefilm que, por suerte, sorprende para bien por medio de una trama funcional que logra entretener a base de suspense. Un suspense que tarda en llegar un buen rato, por cierto, aunque se trata de un detalle perdonable. Hay que destacar la correcta presentación del protagonista, cuyo desarrollo está más que justificado pese a forjarse en apenas 3 minutos. De los mejores papeles que ha encarnado Shia LaBeouf, o, al menos, uno de aquellos en los que mejor se le ha visto. Para que se me entienda, no lo considero (en absoluto) un mal actor, pero tampoco bueno. Más bien creo que ronda entre los normalitos. De los demás personajes me quedo con el amigo gracioso y el vecino siniestro porque los otros se dedican a ser mero relleno argumental, y sí, incluidas la vecina guapa y la madre del prota. Esta última apenas tiene protagonismo. La peli es entretenida y puede funcionar como pasatiempo durante una tarde de fin de semana. Eso sí, no tiene mucho que ofrecer, ya que se trata de una producción muy olvidable. El elemento que resulta clave para que el visionado funcione es la tensión, la cual gira siempre en torno al personaje de David Morse (La milla verde). Cada aparición de este hombre es perturbadora, así que los momentos de tensión son muy frecuentes, y eso hay que reconocérselo al metraje, que sabe hacer que dicha tensión dure hasta prácticamente el final. Muchas críticas dicen que esta película es un plagio del film clásico de los años 50, La ventana indiscreta, que no he visto, por cierto. La realidad es que Disturbia nunca ha negado que se haya basado en tal largometraje, es más, ha admitido abiertamente que es una versión libre realizada para las nuevas generaciones, de ahí que vaya dirigida hacia un público más adolescente que adulto.