Casi 5 años después de Thor: Ragnarok, película también dirigida por Taika Waititi, el dios del trueno regresa para ofrecernos una nueva experiencia llena de diversión. El film que nos ocupa prosigue obviamente con el tono cómico de la anterior entrega, aunque cabe decir que este está algo más contenido en esta ocasión por motivos argumentales, y en parte se agradece porque esto permite tener ciertos momentos de pausa que ayudan a que el espectador sea consciente de que no está viendo una comedia. Desde luego, esta cuarta aventura en solitario de Thor es exactamente lo que yo esperaba ver, un disfrute con risas aseguradas y varias escenas de acción para el recuerdo. No creo que decepcione a nadie. Eso sí, si Ragnarok no fue de tu agrado, te aviso que Love and Thunder tampoco lo va a ser, pues, como ya hemos comentado, el tono de ambas producciones es el mismo, con matices, pero el mismo después de todo. Así que ya sabéis todos aquellos que no disfrutasteis con el filme de 2017. La trama tiene muchos alicientes para destacar: un antagonista al que comprendemos, la (esperada) vuelta de Natalie Portman, la cual retoma su papel de la doctora Jane Foster, la innegable presencia que aporta Valkiria con su marcado carácter y un humor que, a diferencia del visto en otras propuestas del MCU (Spider-Man: Lejos de casa, por poner un ejemplo), sí consigue funcionar, y lo hace a ritmo de rock and roll. Me quito el sombrero ante el villano de la cinta. No solo resulta creíble, sino que además produce verdadero mal rollo. Increíble la caracterización del personaje con todo ese maquillaje. Qué grande es Christian Bale, un actor que siempre destaca independientemente del rol que le den. No todo me ha gustado. Sin embargo, prefiero decirlo en spoilers por obvias razones. La realidad es que me lo he pasado muy bien y me he reído bastante con esta cuarta y nueva entrega del dios del trueno...y del cachondeo.