He sabido desde hace mucho tiempo que esta esperada continuación había recibido críticas mayoritariamente positivas cuando se estrenó en el 2017, y entiendo perfectamente dichas reseñas porque hay que reconocer que es bastante fiel al clásico dirigido por Ridley Scott a principios de los 80, todo sea dicho. No obstante, también he visto cosas que no me han convencido para nada, pero no nos adelantemos y vayamos por partes. Lo primero a destacar son los puntos favorables; visualmente hablando es una pasada, todo cuanto se ve en pantalla goza de un realismo apabullante, los efectos son indudablemente de primera, el protagonista está realmente bien trabajado, pues refleja perfectamente sus emociones en todo momento y por lo tanto, podemos conocerle a fondo, las interpretaciones son buenas, en especial las de Ryan Gosling, Ana de Armas y Sylvia Hoeks. Ahora, vamos con lo negativo; a mi parecer a la película le sobran minutos, se hace algo larga, sobre todo a causa de su ritmo pausado y/o lento, muchos personajes están desaprovechados, el que más es el de Jared Leto, que supuestamente se trata del villano principal, y que decir de Harrison Ford, quien participa muy poco. En general no es un mal filme, y hasta se puede decir que como segunda parte cumple. Sin embargo, nunca llega al nivel de su antecesora, algo que era de esperar, ya que estamos hablando de toda una cinta de culto y un icono del género de ciencia ficción, que no es poca cosa. Repito que la respeta muchísimo, y es de agradecer esa intención por motivos de coherencia y continuidad. Desde luego, no es una maravilla cinematográfica, pero...sí es un producto decente.