Admitiendo que se trata de una película sumamente entretenida durante la mayor parte del tiempo, lo cierto es que está (muy) lejos de ser perfecta. Tampoco hay que estar demasiado avispado para darse cuenta de los errores que presenta la historia, en mi opinión, pero vayamos por partes para no liarnos. La trama se centra en la persecución por parte del detective Gerard con el objetivo de encontrar y atrapar a un preso fugado, Richard Kimble. Este último fue arrestado y condenado a muerte por el presunto asesinato de su esposa. A nivel visual, la escena del autobús y el tren está bastante conseguida. Aparte, no se ven más escenas en las que se emplea el uso de efectos especiales, y la verdad es que la cinta no lo necesita en absoluto, ya que hablamos de un thriller de persecuciones. Y hablando de las persecuciones, hay varios momentos que consiguen que no apartes la mirada del televisor. La banda sonora no está mal. Harrison Ford y Tommy Lee Jones están bien en sus respectivos papeles, especialmente el segundo, el cual muestra su obsesión y persistencia por lograr coger a Kimble. Luego vienen los defectos que he podido apreciar: el filme decae en su último tercio, los personajes dejan mucho que desear a excepción de los ya mencionados, la parte de la muerte de la mujer de Kimble no acaba de funcionar porque no se entienden ciertas cosas y es del todo incomprensible que alguien que no sea un experto fugitivo pueda huir y/o escapar de tanta gente que sí está preparada para casos como este.