Se trata de un drama histórico, con la Amsterdam y por extensión la Europa económicamente polarizada del siglo 19 como escenario, con una clase media pequeña, casi insignificante.
En paralelo y con pocas conexiones se narra la historia de 2 primos, uno fabricante de violines y el otro pseudo médico. Ambos al parecer son representantes de esa clase media. Cada uno, a su manera, tiene intenciones de ayudar a la gente que lo necesita. Sus historias conforman dos películas en una y con dos clases de personajes, sin términos medios.
Por un lado, los trabajadores ingenuos y débiles en busca de alguien que los defienda, y sus oportunos aliados. Por el otro, los malvados capitalistas amantes del desarrollismo excluyente, acostumbrados a salirse con la suya por las buenas o por las malas.
La ambientación es estupenda. Las calles, edificaciones y algunas áreas rurales como grandes escenarios mayormente recreados.
En lo negativo, el drama al estilo Dickens está desequilibrado con respecto al drama puro, con un miserabilismo menos recargado. Hay momentos en que los personajes débiles se pegan un tiro en el pie sin que nadie se los pida. Da la sensación de que solamente lo hacen para impresionar al espectador con escenas de gran impacto. Para colmo, la única salida de la podredumbre física y moral es, por enésima vez en una película, la sacrosanta tierra de las oportunidades, más allá del océano.
En resumen, oscila demasiado entre el drama duro y el ingenuo de cuentos de hadas.