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Thriller. Drama
Una joven pareja alemana, la azafata de vuelo Lena (Emma Watson) y el artista Daniel (Daniel Brühl), se ve envuelta en el golpe de Estado de Chile en 1973 contra Salvador Allende. Él es secuestrado por la policía secreta de Pinochet, y ella le seguirá la pista hasta una zona del sur del país llamada Colonia Dignidad, que aparenta ser una misión de caridad regida por un carismático líder, también de origen alemán, Paul Schäfer (Michael ... [+]
6 de mayo de 2016
69 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Colonia Dignidad fue una más de las historias bizarras dentro de la historia de Chile. Bizarra en su contenido: una aldea fortificada donde un sádico violador fundó un micro-imperio de trabajo forzado y abusos de todo tipo, que además funcionaba como centro de tortura y depósito de armamento para la dictadura de Pinochet, coludido incluso con la embajada de Alemania. Centro donde fueron instruidos los dirigentes más poderosos de la derecha chilena, que todavía hoy trabajan y votan las leyes del país.
Este es el telón de fondo de la historia contada en la película Colonia. Historia que parece sencilla en su argumento: un fotógrafo alemán radicado en Chile simpatizante de la izquierda, y su pareja, una azafata inglesa, se encuentran con el golpe militar de 1973 en pleno centro de Santiago, donde son capturados. Tras ser llevados al Estadio Nacional (quizás en la escena más escalofriante de la película, no tanto por su logro cinematográfico, sino porque los chilenos sabemos todo lo que ocurrió ahí), él es enviado a Colonia Dignidad, al parecer por el simple hecho de ser alemán. El grupo de izquierda decide darlo por muerto en el mejor de los casos, pero ella decide entrar "voluntariamente" en la Colonia para ir en su rescate. Rescate que no ocurrirá hasta meses después, meses de suspenso y franco terror, de la mano de Paul Schäfer en persona.
Como es sencilla la historia, los eventos que siguen quizás sean demasiado simples en su secuencia, y se tiende a notar demasiado la intención de dramatizar una historia, que si hubiese sido contada al hueso, sin recursos literarios, hubiese llegado mucho más lejos a la hora de mostrar lo que sufrieron los personajes, y las personas reales que vivieron en la Colonia.
Comprendo la intención, de todos modos, porque esta obra no pretende ser un documental, sino que pretende llevar al público una historia mayor, una atrocidad cometida dentro de la atrocidad de la dictadura chilena, de la cual, sin embargo, pocos saben y casi nadie recuerda en el país.
La sensación de suspenso es el mejor logro de la película: estuve con los puños apretados desde el primer hasta el último minuto. Y los apreté más cuando supe cómo fue el final histórico de la Colonia Dignidad. Sigo en spoiler histórico.
Este es el telón de fondo de la historia contada en la película Colonia. Historia que parece sencilla en su argumento: un fotógrafo alemán radicado en Chile simpatizante de la izquierda, y su pareja, una azafata inglesa, se encuentran con el golpe militar de 1973 en pleno centro de Santiago, donde son capturados. Tras ser llevados al Estadio Nacional (quizás en la escena más escalofriante de la película, no tanto por su logro cinematográfico, sino porque los chilenos sabemos todo lo que ocurrió ahí), él es enviado a Colonia Dignidad, al parecer por el simple hecho de ser alemán. El grupo de izquierda decide darlo por muerto en el mejor de los casos, pero ella decide entrar "voluntariamente" en la Colonia para ir en su rescate. Rescate que no ocurrirá hasta meses después, meses de suspenso y franco terror, de la mano de Paul Schäfer en persona.
Como es sencilla la historia, los eventos que siguen quizás sean demasiado simples en su secuencia, y se tiende a notar demasiado la intención de dramatizar una historia, que si hubiese sido contada al hueso, sin recursos literarios, hubiese llegado mucho más lejos a la hora de mostrar lo que sufrieron los personajes, y las personas reales que vivieron en la Colonia.
Comprendo la intención, de todos modos, porque esta obra no pretende ser un documental, sino que pretende llevar al público una historia mayor, una atrocidad cometida dentro de la atrocidad de la dictadura chilena, de la cual, sin embargo, pocos saben y casi nadie recuerda en el país.
La sensación de suspenso es el mejor logro de la película: estuve con los puños apretados desde el primer hasta el último minuto. Y los apreté más cuando supe cómo fue el final histórico de la Colonia Dignidad. Sigo en spoiler histórico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Como muchas veces en la historia universal, la justicia simplemente no llegó. La Colonia siguió operando como tal hasta mucho tiempo después del fin de la dictadura. La democracia chilena sencillamente no indagó en buscar y condenar a Paul Schäfer hasta el 2005, cuando lo atraparon en Argentina. Vivió su tardía condena solamente 5 años, y murió de anciano en una cárcel en Santiago. La misma comunidad que retomó las instalaciones de la Colonia Dignidad y la rebautizó Villa Baviera, fue la que tuvo que pedir disculpas públicas por las atrocidades que vivieron, de las cuales también formaron parte, inevitablemente.
Por eso me da vergüenza vivir en Chile. Porque sé que la justicia tarda demasiado. Porque no se puede dejar atrás el pasado, no uno como éste, no cuando no ha terminado de ser enmendado. Como dijo una inmigrante que hace unas semanas escribió una carta, a propósito de su decepción por vivir en este país, Estados Unidos parece un paraíso socialista en comparación a lo que se vivió, y todavía se vive aquí. Y debo agradecer a esta película por devolverme la indignación. Sin indignación, no hay movilización.
Por eso me da vergüenza vivir en Chile. Porque sé que la justicia tarda demasiado. Porque no se puede dejar atrás el pasado, no uno como éste, no cuando no ha terminado de ser enmendado. Como dijo una inmigrante que hace unas semanas escribió una carta, a propósito de su decepción por vivir en este país, Estados Unidos parece un paraíso socialista en comparación a lo que se vivió, y todavía se vive aquí. Y debo agradecer a esta película por devolverme la indignación. Sin indignación, no hay movilización.