La película tiene algo que fascina, que conmueve, que "perturba", que atrae, como la alta montaña.

La simbiosis del protagonista con el paisaje alpino es total. Hábilmente, sin aburrir, consigue además que el espectador se quede también un poco con la mirada perdida, como le ocurre a Pierre. Tiene algo (bastante) de contemplativa, sin llegar a romperse el ritmo de la narración en ningún momento. Chapeau !

La propuesta es interesante y mantiene el tipo hasta el final, sin desvariar demasiado, cosa que no sucede en la mayor parte de las películas actuales de arte y ensayo, que acaban yéndose por los Cerros de Ubeda.

El film cuenta lo que tiene que contar, dura lo que tiene que durar y acaba como tiene que acabar. Si no te gusta es porque eres más de playa.