Así como en la rosa purpura de El Cairo un personaje de ficción traspasaba al mundo real, aquí son dos personajes reales los que se trasladan a una vieja serie en blanco y negro. Ésto sirve como pretexto para desarrollar una fotografía magnífica, que es el principal punto fuerte de una película con interpretaciones muy correctas, un argumento ingenioso pero pobremente culminado, y un guión que navega sin rumbo entre la comedia familiar y el drama.
Muy irregular, y con demasiados puntos oscuros (algunos, en el spoiler), no es en absoluto ninguna maravilla (excepto en el apartado fotográfico) pero es bastante entretenida y se deja ver sin ningún pesar.

Ah!... y la sinopsis que aparece en ésta página no es correcta: la serie de televisión es de los 50', pero el tiempo en el que comienza, y al que pertenecen los protas, es el actual.