Muuuuuuuuy previsible. Sabes en todo momento lo que va a pasar. Dos calvos, uno famoso-Bruce Willis- y otro no tanto-Michael Chiklis-que siempre llevará el estigma de parecerse en demasía al Rick de "El precio de la historia" son los que llevan el peso protagónico. Producto mediocre, de esos para pagar facturas y para añorar los filmes de los 90 del bueno de Bruce. Un paraíso perdido. Una broma pesada a la memoria.

Películas sobre atracadores que pierden la memoria hay buenas, pero este no es el caso. Chiklis y la novia de su hermano muerto se pasarán todo el filme perseguidos por un dinero que no tienen e intentando descubrir quién se lo llevó, traicionándolos. Una perseguidora implacable. Chiklis más o menos cumple, mientras que a Willis lo meten en una sala y de ahí no sale. Pone caras de no enterarse y recita sin convicción unos diálogos. Aún no se le notaba demasiado la afasia que lo ha retirado, pero ya empezaba a alarmas a sus seguidores. Mención aparte merece la coprotagonista Meadow Williams, cuyos estudios de interpretación provendrán de algún tutorial de youtube en hindi o en uzbekistaní. ¡Que horror!

El tramo final es bastante espeluznante, como contaré en el spoiler. Podría haber sido peor, viendo los infames productos que protagonizado Willis en la década de 2020, pero eso no le quita que sea un filme ramplón, soso y dirigido de manera anodina.