"Mejor solo que mal acompañado" no es sólo uno de los mejores clásicos del mejor cine 'amable' americano. No es sólo tal vez la mejor película de John Candy, mi favorita de Steve Martin y desde luego una de las mejores colaboraciones de dos monstruos de la comedia (y el drama) reunidos en una película. Es mucho más que eso. Es una trama llena de gags y momentazos divertidísimos que desembocan en uno de los finales más inesperados en este tipo de cintas. Uno que coge a cualquiera por sorpresa y lo inunda de emoción. Más que nunca, en esto tiempos actuales, nos damos cuenta que el mundo en general "no está en casa desde hace años". Al menos tenemos a este tipo de clásicos para recordarnos la importancia de la generosidad y vivir en compañía.