Una fuerza poderosa me invade. Y tras el aparente fiasco de la anterior (la cual esta arregla, mejora y me incita a revisionar de nuevo una vez viendo la foto completa) más aún. Este octavo episodio no es sólo el halo de esperanza que el entretenimiento épico de calidad necesitaba. Es la película más sorprendente de "Star Wars" en todos los sentidos. Su historia es sólida, comenzando muy bien y acabando con un último tercio magistral. Es vuelta de tuerca tras vuelta de tuerca, pero explorando la galaxia de forma inesperada y expandiendo el desarrollo de sus personajes para muy bien (Rey se hace con el timón de estas nuevas entregas de forma imbatible, Kylo Ren es una figura trágica y compleja en todo su esplendor y ya no parece un niño que se pasa de rebotes de mala pata). Pero es con los personajes tradicionales de la trilogía original donde la película nos emociona por completo. Mark Hamill puede habernos regalado el mejor Luke de la saga. Carrie Fisher nos rompe el corazón cada vez que sale en pantalla, pues el que ya no esté con nosotros impregna todo el halo de fantasía de la cinta. Esta película no busca evocar "El imperio contraataca". Busca ir más allá, expandir la franquicia, entregar algo nuevo y honrarla al mismo tiempo. Y lo consigue. Un entretenimiento intenso, emotivo y magistral. Explora la pérdida, la muerte, la depresión y la esperanza embuida con la fuerza y determinación del espíritu valiente al mismo tiempo que me hace dudar si volveré a ver algo parecido en la siguiente película. Pese a parecer una película puente, es más hermética y completa de la que parece. Un milagro.