El gran éxito que tuvo "Braindead, tu madre se ha comido a mi perro" convirtió durante la segunda mitad de los 90 las comedias sangrientas en el no va más del cine de serie B y letras posteriores, y hasta los alemanes, no especialmente famosos por su sentido del humor, se animaron a apuntarse a la moda. La prueba es esta película, una descerebrada sucesión de ultraviolencia y chascarrillos de grano grueso que de paso parodia el cine de terror sobrenatural. Está rodada en plan casi casero, con un presupuesto ínfimo y con mucha cara dura, con todo lo que ello significa para bien y para mal. Fuera de esto, tiene el defecto de ser demasiado larga y un tanto repetitiva a partir de la mitad del metraje, y la virtud de no cortarse un pelo a la hora de mostrar todas las chorradas imaginables: cascarrias que vuelan hasta colarse en la boca de la vecina pelma, accidentes futbolísticos que provocan lesiones testiculares, parejas descuartizadas a mano en pleno polvo, gente que se desnuca tras resbalar en charcos de sangre y otras muchas paridas que encontrarás divertidas u ofensivas según el caso.

Yo soy de los que me divertí mucho viéndola. Pero ten en cuenta que no somos muchos. Así que tú mismo.