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Voto de elviajero:
2
Terror En un caserón vive el hermano de un fallecido actor, famoso por interpretar personajes de terror clásico. También vive su sobrino y el antiguo criado, y ambos idolatran al fallecido y desprecian al hermano, que se dedica a seducir a chicas jóvenes mientras en los alrededores se van produciendo crímenes.
15 de julio de 2023
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Para Jacinto Molina, alias Paul Naschy, alias Waldemar Daninsky, personaje pintoresco e irrepetible con una importancia capital dentro del auge y la caída del llamado fantaterror español, los años 80 fueron una especie de via crucis de fracasos de taquilla, rechazo de la crítica y apuestas personales fallidas que le llevaron al borde de la ruina económica.

"El aullido del diablo" fue, en ese contexto, un intento por reivindicarse y reivindicar el cine de terror clásico a través de un guión bastante personal donde volcaba la mayor parte de sus obsesiones cinematográficas y personales, interpretaba a un montón de personajes y homenajeaba a los monstruos de la Universal, añadiendo al conjunto algo de gore y unos cuantos desnudos para atraer al respetable. Para ello contaba además con un presupuesto medianamente decente y la presencia de una de las grandes damas del cine de terror de la época, Caroline Munro.

¿Podía funcionar? Difícilmente. Y de hecho, no funcionó. En parte porque para 1987 a la inmensa mayoría del público las ambientaciones góticas y los monstruos clásicos le importaban un pimiento. Y en parte porque, a qué negarlo, la película es mala con ganas. A los defectos habituales del cine del Naschy director (falta de ritmo, diálogos artificiosos) hay que añadirle para la ocasión personajes que parecen sacados de una comedia mala del destape (el cura bondadoso, la "mujer fatal", y sobre todo el mendigo cuyas diatribas explicando lo putas que son todas ya olían a alcanfor en aquel entonces), giros argumentales grotescos y momentos de bochorno a cuenta de la aparición de Naschy disfrazado de todos los monstruos habidos y por haber como si de una prueba de vestuario de charanga de carnaval se tratase. Y todo ello narrado, como era norma en las pelis del tío Jacinto, con un tono serio y grave, sin sitio para el humor (voluntario al menos) ni para un poco de ligereza siquiera, lo que lo hace todo más difícil de tragar.

Tiene algún chispazo, alguna escena gore, algún momento en que la ambientación oscura y tétrica funciona, pero en general es un despropósito se mire por donde se mire.
elviajero
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