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España España · Córdoba
Voto de Talía666:
2
Drama El guionista Peter Appleton se ve obligado a huir de Hollywood a causa de la caza de brujas emprendida por el senador McCarthy en la década de 1950. Tras sufrir un accidente de coche que le provoca amnesia, es rescatado por los habitantes de un pueblo. (FILMAFFINITY)
24 de julio de 2014
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta es la historia de un tipo que pierde la memoria y va a parar accidentalmente a un pueblito maravilloso, lleno de luz y color y gente maja, salvo un gañán con un brazo amputado, que es el único malasombra del lugar, pero que prácticamente ni se nota que está porque el chaval no da un ruido.

De forma inexplicable el desmemoriado caballero es tomado por el hijo de uno de los vecinos del pueblo. Y digo inexplicablemente porque el muchacho supuestamente dejó el pueblo diez años antes para irse a la guerra, pero aparte del padre, ninguno de los vecinos consigue reconocerlo, ni su propia novia, que ya es andar despistadillos.

Nuestro amigo el amnésico sufre porque no se acuerda de nada de su vida, en lugar de disfrutar de ese lugar paradisíaco en el que todo el mundo le adora y le organizan homenajes y fiestas fantásticos y hay hasta una rubia monísima de ojos azules que se muestra más que dispuesta a retozar con él. Bueno, y unas playitas supercuquis, porque encima el pueblito está en la costa, una costa no invadida aún por la especulación inmobiliaria, una costa virgen… en definitiva, la hostia.

La verdad es que se me escapan las razones por las que nadie querría volver a un oscuro pasado del que no tiene la menor idea y que puede estar lleno de sombras, cuando tiene la posibilidad de iniciar una nueva vida llena de paz y amor que tiene pintas de ser más que satisfactoria y fructífera. Pero en fin, la gente es así de rara y de desagradecida.

La peli podría haber estado pasable, incluso con el exceso de glucosa que arrastra, que no es moco de pavo, si no fuera porque ya al final el protagonista se deja caer con un discurso patético en el que hace gala de un exultante patrioterismo made in Yankiland que haría vomitar hasta a las cabras. Y de paso, ya puesto, nos lee casi toda la Constitución de los USA, que de tantos discursitos de éstos como llevo tragados me la conozco mucho mejor que la española. Lo que es la primera y la quinta enmiendas, vamos, como la palma de mi mano.

En fin, lo único que hay que agradecerle a Frank Darabont es que nos haya dado la posibilidad de ver a un Jim Carrey que por una vez deja su colección de muecas y tics en casita y consigue parecer una persona normal. Todo un detallazo, pero que no compensa las casi dos horas y media de insalubre atracón de pastel sólo apto para estómagos muy resistentes.
Talía666
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