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España España · Sabadell
Voto de DeMorcef:
8
Cine negro. Thriller. Intriga El Ministerio de Hacienda detecta una serie de billetes falsos de veinte dólares y reconoce en ellos el estilo de Tris Stewart (Lloyd Bridges), un individuo que ya está en la cárcel. Le ofrecen una reducción de la condena a cambio de que les ayude a encontrar a la persona que está usando su instrumental de trabajo, pero Stewart rechaza la propuesta. Algunas semanas más tarde, durante el traslado a otra prisión, Stewart se escapa. (FILMAFFINITY)  [+]
9 de julio de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta historia de perros y gatos, de un ladrón perseguido que tendrá que perseguir, empieza, con un guiño irónico quizás, con un mini-documental de escasos minutos de duración sobre cómo se hace el dinero en Estados Unidos y los ingenios que se han ido ideando para sortear a los falsificadores de billetes, que con sus trucos amenazan la estabilidad del sistema financiero norteamericano.

El documental, que sirve de prólogo a la trama que se desarrollará, se funde poco a poco con la película en sí, cuando una anciana acude a ingresar unos billetes al banco y el cajero, ante la sorpresa de la vetusta dama, se lo queda para examinarlo y llamar finalmente al FBI. La agencia estatal identifica la falsificación como la de un conocido estafador que ahora está en la cárcel, por lo que recurren a él en busca de ayuda. Aquí entra en escena el joven Lloyd Bridges, en uno de sus primeros papeles importantes.

A partir de este momento, como ya nos podemos imaginar, el pillo de Lloyd Bridges se las ingeniará para librarse del yugo que lo retiene, y volver con su pandilla para seguir haciendo de las suyas; pero, claro, su enemigo es el FBI, que no se dejará engañar así como así.

En general la película sabe mantener el ritmo a lo largo del metraje, con algún que otro momento de tensión, y hasta de sorpresa. La gracia está también en el argumento. Deja de lado los temas más asiduos como los capos de Chicago o los amigos que buscan venganza, para centrarse en la figura del malo, un malo que al final nos acaba cayendo bien, merced a la gracia del protagonista y de su encantadora novia, que le dará soporte incondicional. Una chica que también se sale de rol de femme fatale, para convertirse, no en la mujer a amar, sino la que ama apasionadamente.

Dos momentos a destacar son, uno, cuando el FBI pone una trampa algo hilarante y, dos, la persecución en coche y su vibrante final.
DeMorcef
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