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Voto de Tonetti:
4.811
Aventuras
Gran Bretaña, siglo XVIII. John Mohune, un niño de familia noble pero pobre, es enviado por su madre moribunda a Moonfleet, para que se ponga bajo la protección de Jeremy Fox. El chico descubre que Fox, además de ser un antiguo amante de su madre, es el jefe de una banda de bucaneros. Entre los dos surgirá una extraña amistad y juntos vivirán apasionantes aventuras. (FILMAFFINITY)
3 de junio de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy entendí toda la admiración que unos viejos amigos profesaban por esta gran obra, y a ellos en cierta manera van dedicadas estas palabras, en ocasiones solo con el tiempo consigues descubrir maravillas que en el pasado habían discurrido ante ti de forma inadvertida.
No era la primera vez que me enfrentaba a Moonfleet, la primera como adolescente pretendiendo disfrutar de una cinta de aventuras que para mí se quedaba corta, la segunda una década después con mayor atención, pero seguramente con muchos sueños aún en la cabeza, en ambas ocasiones la disfrute de forma pasajera, rápida, intrascendente, sin sentir el verdadero mensaje de Lang,
En esta madura aproximación, como cambian nuestros ojos con los años y las vivencias, y sí en esta ocasión se abrió ante mí un nuevo mundo, una nueva narrativa, en la que evidentemente había aventura, pero esa no era lo esencial, lo importante, era el encuentro, la amistad entre el niño y el adulto que llevaba a ambos a ese viaje vital, a ese crecimiento mutuo, a ese entendimiento y a ese desarrollo que lleva a ambos a no ser la misma persona cuando termina el largometraje.
Seguramente a nosotros nos pasa lo mismo, mejoramos con el film, crecemos interiormente, nos sentimos identificados, con el pícaro, el incrédulo, el infantil, el cándido, el sincero, el vividor. el amigo... el padre... por todas las etapas por las que deambulan nuestros personajes.
Stewart Granger soberbio, actor de enorme presencia, que ha dejado 4-5 obras sublimes para la historia del séptimo arte, el niño Jon Whiteley por supuesto espléndido, y George Sanders gran actor un tanto desaprovechado.
La ambientación Victoriana-Gótica sublime, ahumando suspense a la narración, a lo que sumamos la espléndida partitura del gran Miklos Rozsa,
Para concluir, Moonfleet es una vuelta a la niñez, a los cines de reestreno, a ese nerviosismo que producía la sorpresa para ir madurando conforme avanza la película.
Gran oda a la aventura, a la amistad y por supuesto una la vida, a las ganas de tomar la vida por las solapas y sacudirla con fuerza.
Gracias
PD: Perdón amigos por llegar tan tarde y no entenderlo en su momento... nos volveremos a encontrar.
No era la primera vez que me enfrentaba a Moonfleet, la primera como adolescente pretendiendo disfrutar de una cinta de aventuras que para mí se quedaba corta, la segunda una década después con mayor atención, pero seguramente con muchos sueños aún en la cabeza, en ambas ocasiones la disfrute de forma pasajera, rápida, intrascendente, sin sentir el verdadero mensaje de Lang,
En esta madura aproximación, como cambian nuestros ojos con los años y las vivencias, y sí en esta ocasión se abrió ante mí un nuevo mundo, una nueva narrativa, en la que evidentemente había aventura, pero esa no era lo esencial, lo importante, era el encuentro, la amistad entre el niño y el adulto que llevaba a ambos a ese viaje vital, a ese crecimiento mutuo, a ese entendimiento y a ese desarrollo que lleva a ambos a no ser la misma persona cuando termina el largometraje.
Seguramente a nosotros nos pasa lo mismo, mejoramos con el film, crecemos interiormente, nos sentimos identificados, con el pícaro, el incrédulo, el infantil, el cándido, el sincero, el vividor. el amigo... el padre... por todas las etapas por las que deambulan nuestros personajes.
Stewart Granger soberbio, actor de enorme presencia, que ha dejado 4-5 obras sublimes para la historia del séptimo arte, el niño Jon Whiteley por supuesto espléndido, y George Sanders gran actor un tanto desaprovechado.
La ambientación Victoriana-Gótica sublime, ahumando suspense a la narración, a lo que sumamos la espléndida partitura del gran Miklos Rozsa,
Para concluir, Moonfleet es una vuelta a la niñez, a los cines de reestreno, a ese nerviosismo que producía la sorpresa para ir madurando conforme avanza la película.
Gran oda a la aventura, a la amistad y por supuesto una la vida, a las ganas de tomar la vida por las solapas y sacudirla con fuerza.
Gracias
PD: Perdón amigos por llegar tan tarde y no entenderlo en su momento... nos volveremos a encontrar.
