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Voto de Havezethario:
7
6,6
96.276
Ciencia ficción. Acción
Cada 5.000 años se abre una puerta entre dos dimensiones. En una dimensión existe el Universo y la vida. En la otra dimensión existe un elemento que no está hecho ni de tierra, ni de fuego, ni de aire, ni de agua, sino que es una anti-energía, la anti-vida: es el quinto elemento. (FILMAFFINITY)
19 de noviembre de 2009
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Damas y caballeros, es imposible para este servidor ser inflexible con esta película. Yo sólo era un mocoso que flipaba con Bruce Willis cuando vio esto en la televisión, y no he podido olvidarla jamás. Se mantiene entre mis blockbusters favoritos.
"El Quinto Elemento" está claramente inspirada en el universo de ciencia-ficción y fantasía propio de la obra de Alejandro Jodorowsky, particularmente de la novela gráfica "El Incal", con la cual comparte muchos rasgos. No en vano el propio señor Jodorowsky criticó esta película calificándola como un robo, pero esto no es lo que nos atañe ahora.
Lo que realmente cabe decir de "El Quinto Elemento" es que, para disfrutar realmente de ella, hay que verla con el intelecto al 100% relajado y con el niño interior a flor de piel, y hablo por experiencia propia.
De hecho, este filme posee muchos de los tópicos y clichés que actualmente más debería despreciar: el héroe ex-militar que salva el mundo tras perder su aburrido empleo, el negro payaso escandaloso, un McGuffin cuádruple, una definición infantilmente maniqueísta del creacionismo, un abuelo chino de gran "sabidulía tladizional", una protagonista guapa pero muy tonta en calidad de herramienta antes que de personaje y un "te quiero" final para animarla a que cumpla su función.
Pero esto no es suficiente para quitarle sus enormes encantos: sus divertidas interpretaciones, sus mágicos efectos especiales, la belleza de muchas imágenes, el exótico aire futurista que impregna todo el filme, la música de un futuro caótico, los gritos más agudos y largos imaginables y la madre más infame que un héroe de película puede tener.
Y a ello sumar algunas citas inolvidables: "¡Multi-pase!" y "¡Se le ha restado un punto a su licencia!"
Y no faltan las idioteces (o genialidades, dependiendo del punto de vista) más delirantes y risibles imaginables: "Las piedras están... en mí...", "El señor Zorg no quiere que le llame nadie salvo el señor Sombra, y es... el señor Sombra, señor" y "Con esta pequeña destrucción... ¡estoy fomentando la vida!"
No lo duden, amigos: esta crítica es al 100% emocional y hecha acorde a cómo me cayó al estómago esta joya hace años, así que quedáis bien advertidos de lo que vais a ver si os hacéis con ella: una ópera espacial sencillamente flipante.
"El Quinto Elemento" está claramente inspirada en el universo de ciencia-ficción y fantasía propio de la obra de Alejandro Jodorowsky, particularmente de la novela gráfica "El Incal", con la cual comparte muchos rasgos. No en vano el propio señor Jodorowsky criticó esta película calificándola como un robo, pero esto no es lo que nos atañe ahora.
Lo que realmente cabe decir de "El Quinto Elemento" es que, para disfrutar realmente de ella, hay que verla con el intelecto al 100% relajado y con el niño interior a flor de piel, y hablo por experiencia propia.
De hecho, este filme posee muchos de los tópicos y clichés que actualmente más debería despreciar: el héroe ex-militar que salva el mundo tras perder su aburrido empleo, el negro payaso escandaloso, un McGuffin cuádruple, una definición infantilmente maniqueísta del creacionismo, un abuelo chino de gran "sabidulía tladizional", una protagonista guapa pero muy tonta en calidad de herramienta antes que de personaje y un "te quiero" final para animarla a que cumpla su función.
Pero esto no es suficiente para quitarle sus enormes encantos: sus divertidas interpretaciones, sus mágicos efectos especiales, la belleza de muchas imágenes, el exótico aire futurista que impregna todo el filme, la música de un futuro caótico, los gritos más agudos y largos imaginables y la madre más infame que un héroe de película puede tener.
Y a ello sumar algunas citas inolvidables: "¡Multi-pase!" y "¡Se le ha restado un punto a su licencia!"
Y no faltan las idioteces (o genialidades, dependiendo del punto de vista) más delirantes y risibles imaginables: "Las piedras están... en mí...", "El señor Zorg no quiere que le llame nadie salvo el señor Sombra, y es... el señor Sombra, señor" y "Con esta pequeña destrucción... ¡estoy fomentando la vida!"
No lo duden, amigos: esta crítica es al 100% emocional y hecha acorde a cómo me cayó al estómago esta joya hace años, así que quedáis bien advertidos de lo que vais a ver si os hacéis con ella: una ópera espacial sencillamente flipante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
MOMENTO ANTOLÓGICO
Un Gary Oldman a medio camino entre Jack Sparrow y Cruela DeVil cierra con furia contenida un gran maletín cúbico.
- Oye... (Dudoso, triste y tratando de controlarse) Este estuche está... vacío...
Dentro de este estuche debería hallarse nada menos que el McGuffin que sostiene toda la película.
Al otro lado del mundo, una Milla Jovovich con espaguetis de plastilina por pelo se ríe como una idiota. Ian Holm, perplejo, se mete en la conversación:
- ¿Qué quiere decir... "vacío"?
Gary Oldman se pone serio, sarcástico y mordaz.
- ¡"Vacío": lo contrario de "lleno"...! Este... estuche debería estar... ¡¡¡lleno!!! (Pausa de sosiego) ¿Alguien quiere explicármelo?
Ian Holm suspira de alivio al saber que el planeta Tierra aguantará en su esférica y azul belleza un ratito más:
- Estamos salvados.
- ¡Estoy JODIDO!
Un alienígena más feo que la jeta de Rosi De Palma tras recibir la coz de un dinosaurio interviene para excusar a los suyos.
- Pidió un estuche, y se lo hemos traído... (Voz Monstruosa)
- ¡Un estuche con cuatro piedras dentro! ¡¡¡No una, ni dos, ni tres, sino CUATRO (4, IV), cuatro piedras!!! ¿¡Qué COÑO quieres que haga con un estuche VACÍO!?
- Somos soldados, no mercaderes.
- ¡¡Pero sabéis contar!! ¡¡Mírame!! ¡No, mira, tarugo! ¡¡¡Cuatro piedras, cuatro cajones!!! ¡¡¡CERO PIEDRAS, CERO CAJONES!!! (Gary Oldman se gira hacia sus esclavos) ¡Recogedlo todo! ¡Nos vamos!
El alienígena, hecho una furia, lanza un rugido y todo su equipo alza las armas contra su anfitrión, que se sorprende y adopta una actitud cauta.
- Arriesgamos nuestras vidas. (El feo extraterrestre sujeta el arma que acaban de estar a punto de regalarle) Creo que nos merecemos una... "pequeña compensación".
- ¡Ooooh...! (Sarcasmo explícito) ¡Así que sois mercaderes, después de todo! Dejadle un cajón... para la causa.
Un Gary Oldman a medio camino entre Jack Sparrow y Cruela DeVil cierra con furia contenida un gran maletín cúbico.
- Oye... (Dudoso, triste y tratando de controlarse) Este estuche está... vacío...
Dentro de este estuche debería hallarse nada menos que el McGuffin que sostiene toda la película.
Al otro lado del mundo, una Milla Jovovich con espaguetis de plastilina por pelo se ríe como una idiota. Ian Holm, perplejo, se mete en la conversación:
- ¿Qué quiere decir... "vacío"?
Gary Oldman se pone serio, sarcástico y mordaz.
- ¡"Vacío": lo contrario de "lleno"...! Este... estuche debería estar... ¡¡¡lleno!!! (Pausa de sosiego) ¿Alguien quiere explicármelo?
Ian Holm suspira de alivio al saber que el planeta Tierra aguantará en su esférica y azul belleza un ratito más:
- Estamos salvados.
- ¡Estoy JODIDO!
Un alienígena más feo que la jeta de Rosi De Palma tras recibir la coz de un dinosaurio interviene para excusar a los suyos.
- Pidió un estuche, y se lo hemos traído... (Voz Monstruosa)
- ¡Un estuche con cuatro piedras dentro! ¡¡¡No una, ni dos, ni tres, sino CUATRO (4, IV), cuatro piedras!!! ¿¡Qué COÑO quieres que haga con un estuche VACÍO!?
- Somos soldados, no mercaderes.
- ¡¡Pero sabéis contar!! ¡¡Mírame!! ¡No, mira, tarugo! ¡¡¡Cuatro piedras, cuatro cajones!!! ¡¡¡CERO PIEDRAS, CERO CAJONES!!! (Gary Oldman se gira hacia sus esclavos) ¡Recogedlo todo! ¡Nos vamos!
El alienígena, hecho una furia, lanza un rugido y todo su equipo alza las armas contra su anfitrión, que se sorprende y adopta una actitud cauta.
- Arriesgamos nuestras vidas. (El feo extraterrestre sujeta el arma que acaban de estar a punto de regalarle) Creo que nos merecemos una... "pequeña compensación".
- ¡Ooooh...! (Sarcasmo explícito) ¡Así que sois mercaderes, después de todo! Dejadle un cajón... para la causa.