En un mundo como el de hoy en día, donde ser maleducado esta de moda y vender tus miserias se aplaude, nos llega este film representando la cultura del bullying gubernamental. Su sátira social establece unos parámetros de hipocresía que demuestran lo que somos, marionetas del poder. Ellos hacen y deshacen a su gusto. Prefieren entretener y distraerse con cualquier noticia morbosa, a escuchar la verdad, aunque duela. Guardar la compostura es lo más importante, para que la ciudadanía, no deje de mantener su incompetencia. Estas a favor o en contra. Cuesta mucho trabajo que te escuchen pero al final siempre vale la pena luchar y dejar que florezca su ignorancia. Su tono burlesco hace más llevadero su visionado, aunque lo que ocurre en pantalla es totalmente terrorífico. Pues eso que se lleven también mi bocadillo.