Es una película que habla elocuentemente de un futuro que podría ser real o parecido. La gente no hace nada por cambiar, como se dice en la película. Sólo se manifiestan los mismos cuatro gatos y los demás de fiesta y sin importarles nada las próximas generaciones.
La película habla de las consecuencias de tal actitud en el pasado, de que si contaminamos el planeta puede llegar a pasar que no tengamos nada más que comer. El planeta es el que nos da la vida.
Una tasa de paro mil veces la de hoy, donde la esclavitud ha vuelto, donde las mujeres son propiedad del inquilino el piso...
Está realmente bien hecha, hay mil detalles, como que la población sigue sin enterarse de la aunténtica realidad en la que viven, donde ya sólo se conoce la ciudad y no se sabe como fue o como es el mundo exterior, de modo que se les puede engañar como se quiera.
Quizás el hombre tiene ese destino, el de un animal que sólo busca tener todo lo posible para sí mismo. El animal siempre es egoísta, y quizás lo más raro del hombre es que no seamos todavía más egoístas de lo que somos.
Pero la gente egoísta cree que esos grandes desastres no le tocarán a ellos, sin embargo, como bien se muestra en la película, los ancianos del futuro somos los que vivimos hoy, y ellos padecerán la peor parte.