El genial y loco Terry Gilliam a la dirección, Depp y Del Toro poniéndose hasta el culo de ácidos, marihuana, mescalina, éter, cocaína y demás drogas, y un guión prácticamente inexistente (según como se mire), ¿Que mas se puede pedir?.
Una autentica marcianada que nos mete de una forma distinta y radical en las extrañas experiencias que producen las drogas, con la gracia y el shock de ver a estos dos actorazos interpretando unos papeles que nadie se hubiera imaginado, cualquiera que conozca los efectos de estas drogas o haya experimentado con ellas, sabe que las exageradas situaciones de la película, en la realidad superan la mente de el guionista mas puesto en el tema.

Hay varias formas de afrontar la película, una es introducirse en ella sin ningún tipo de prejuicios aceptando la temática como algo original pero ajeno. Otra es rechazándola por su repulsiva inmoralidad y falta de juicio (tu te lo pierdes) y la mas disfrutable, conociendo el mundo de la droga o concibiéndola como una experimentación y una puerta hacia realidades y experiencias fuea de lo racional. En cualquier caso no deja de ser cine, una simple visión subjetiva sobre la droga y una visión alternativa o más bien un destrozo del sueño americano.

Un experimento que seguro dividirá al público, pero nadie puede negar la valentía y el arrojo de un director que siempre intenta alejarse del camino más transitado, tiene una visión distinta sobre el cine y eso se agradece. Terry no buscó el éxito con esta obra, estaba bastante claro que la gente no iría en masa a las salas de cine para verla, pero a día de hoy es una de las películas más admiradas del cineasta ex Python y que seguro con los años revalorizará su valía.