Película de Woody Allen de la que no tenía noción de su existencia. Hace tiempo que dejé de seguir a Allen, porque terminó parediéndome un petardo. Así que, de vez en cuando veo una película que me gusta y resulta ser suya. Pero siempre son películas en las que él no sale.

En este caso sabía que era suya, y me ha gustado. Y eso que, aunque no sale él, ha buscado a otro actor que hace de él. Pero parece que si no es él quien hace de él lo llevo mejor.

Ha empezado siendo un poco una petardada de las suyas, con un personaje con una verborreta bastante insoportable, bastante cínico y petardo, al que le van pasando cosas con cierto toque surrealista. Lo bueno es que, aunque la verborrea será de coña, ha incluido algunas frases e ideas con las que estoy de acuerdo, que incluso puedo reconocer como mías. De hecho, hay unas cuantas cosas del protagonista con las que me identifico. Y eso me ha sorprendido y me ha ayudado a que la película me caiga simpática.

Y hay otras cuestiones que han despertado mi simpatía... Por ejemplo, me ha dado la sensación de ver cine de antaño, en forma de enredo. Algo que ahora no se da, o al menos no en la forma en que ha tenido lugar en esta película.

Primero mete a una chica a vivir con un viejo gruñón y los hace compatibles. Luego añade una madre egocéntrica y controladora al guisado, y los vuelve a hacer compatibles. Por último, añade un padre y un nuevo amor para su mujer... y vuelve a hacer todo compatible... Terminando por saltar encima de su pareja ideal y antagónica. Maravilloso. A mi, me ha ganado.

Y no ha necesitado tres horas. Ni hora y media... como si fuese una película de serie B.

Así que, aunque ha comenzado siendo algo un tanto irritante para mi, como suele ser cuando Allen se pone a verborrear, ha terminado resultándome simpática y empezando a apuntar a ser una pequeña joyita que he agradecido ver.

No sé si la volveré a ver, porque aunque me ha producido sensaciones satisfactorias, y me ha regalado un final de los que me gustan, el recorrido está lleno de basntantes dosis de Allen, que me ponen en modo "aguanta, aguanta". El tiempo dirá qué pesa más.

Además es curioso, porque creo que me ha impactado lo suficiente como para que me acuerde de ella. Y realmente no es complicada. Tiene un esquema simple, que tiene como positivo su "originalidad" y furtivo buenrollismo.

La voy a dar por buena, porque creo que ha hecho lo que quería hacer. Además, me ha dejado bien, y le veo algún detalle especial. Se podría haber llevado un ocho, pero como ha tenido exceso de verborrea alleniana, se va a quedar en un 7,5.

Y ese final, con todos diversos y contentos me ha encantado. Ha conseguido ganarme. Película corta y modesta... con mucho arte y oficio, sí señor.