Van en el coche y miran por la ventanilla. Se asoman a la cristalera y observan la ciudad, desde lo alto. Y piensan en cómo la gente sigue con sus vidas sin saber lo que está a punto de ocurrir.

La deshumanización que sufrimos se hace patente ya desde el comienzo, siendo el personal despedido y tratado casi como un objeto. Gran declaración de intenciones de Chandor, debutante con acierto que firma guión y película. No importa todo lo que hayas hecho, solo vale el presente.

Con un imponente y oscuro guión, ‘Margin Call’ es un magnífico retrato de la madrugada desesperada que viven unos depredadores que está a punto de entrar también en crisis, y que deben decidir qué y quién se sacrifica para poder sobrevivir. Desde su mismo arranque se representa a la mayor parte de los protagonistas como seres egoístas, solitarios y avariciosos que se embolsan tanto dinero que no saben qué hacer con él. Lo desean, lo quieren, lo necesitan y están dispuestos a hacer lo que sea para acumular mucho más. Es un juego de supervivencia, y gana el más fuerte.

Chandor puede presumir de haber escrito personajes complejos y cercanos, tienen alma, son creíbles, y claro, están interpretados de manera inmejorable. Todos ellos consiguen empatizar con un espectador que comprende lo que están haciendo, pero que los indulta a pesar de todo.

El hecho de que la trama transcurra en tan breve espacio de tiempo y casi por completo entre las paredes del edificio consigue dotar de realismo a la acción y le da una sensación claustrofóbica necesaria para comprender la importancia de la historia. Es posible que no sea un tratado profundo del comienzo de la crisis, pero sí hace reflexionar acerca de nuestro casi nulo sentido de la responsabilidad.