No se sabe muy bien por qué, la mayoría de las comedias románticas de Hollywoood son realizadas por el mismo patrón, son intercambiables entre sí, y ya pueden ser unos actores u otros, tu te lo crees (o no) y las ves sin más. Y las olvidas sin más.

Ésta no es precisamente la excepción que confirme esta regla no escrita, porque podríamos ver a, por ejemplo, Cameron Díaz y Jude Law como encantadores vecinos del quinto, o como compañeros de trabajo, y encajarían de maravilla en el contexto. Más piezas intercambiables.

Por qué no quizás el reparto le quede grande a la película, y le da caché, pero como el guión no acompaña,no profundiza en los personajes, pues vamos a decir que todos están correctos, que no destacan. Añadamos la desgana como nueva pieza del puzzle.

Y claro, como todo va por el camino marcado, no pueden quedarse atrás los tópicos, presentes de principio a fin. Y no, no son algunos tópicos, son todos los que nos podamos imaginar (todo lo relacionado con el teléfono). Un nuevo ingrediente: tópicos por doquier.

Así que recopilando las piezas, los tópicos, la aparente desgana de los actores (también en la dirección) y lo pronto que le vamos a olvidar, obtenemos como resultado estos más de 120 minutos de cine. Y nada más.