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Voto de Grace:
8
6,0
12.948
Romance. Drama
La historia tiene lugar en el siglo XIX y explora las relaciones entre los miembros de la alta sociedad rusa. Ana Karenina, una mujer de la alta sociedad que se enamora del joven y apuesto oficial Vronski, abandona a su esposo y a su hijo para seguir a su amante. Nueva adaptación de la novela de León Tostói. (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer tuve la oportunidad de ver la última versión que se ha hecho de la novela de León Tolstoi “Anna Karenina”. Adaptada con un guión de Tom Stoppard y bajo la batuta de Joe Wright la película es una auténtica catarsis de emociones y un estimulante placer visual.
Interpretada por Keira Knightley, Aaron Johnson y Jude Law es una versión radicalmente distinta de anteriores cintas. En ellas la bella Anna fue encarnada por rostros tan conocidos y prestigiosos como Greta Garbo, Vivien Leigh o Jacqueline Bizet.
Tenía que darle un enfoque diferente a la novela para que tuviera sentido una revisión de la misma. Y lo hace tomando el escenario de un teatro como punto de partida de todas las escenas tanto físico como temático. Al principio, el resultado para el espectador es confuso y algo absurdo pero dándole una oportunidad se convierte en un original y ocurrente modo de interpretar los acontecimientos y describir los personajes. Todo empieza y acaba entre las paredes de un teatro . Dependiendo de la escena tiene lugar en el patio de butacas, el escenario o los laterales. El teatro puede ser una vivienda de la alta sociedad, una campesina, los alrededores de una estación de tren o el eje de un baile que convulsionará la historia que se nos está contando.
Y todo responde a un punto de vista expresivo, impresionista e impresionante que hace de la novela algo que nunca había sido: que el teatro sea la vida exterior y a la vez las palabras de Anna Karenina. Éstos serán retazos de su alma que se va desnudando a medida que va progresando la trama. Convirtiendo lo que vemos en poesía en movimiento, como si de repente se pudieran a bailar las danzarinas de Degas o pudiéramos tocar el verde de los paisajes de Manet o de otros de su misma escuela. En ese sentido revoluciona para siempre la novela para hacerla trascender a un nivel superior más dramático, deslumbrante y universal.
El vestuario y la música son obras de arte que se integran perfectamente en la esencia de la película haciéndola por momentos brillar o decaer, ser luminosa y radiante o esquiva, más realista y melancólica.
La ambientación sencillamente es una obra maestra casi tanto como nuestros ojos le permiten ser.
Esta película quizá sólo es apta para sensibilidades exquisitas o mentes rigurosas de corazón romántico. Para mí cada escena es un cuadro y por tanto la vida se disfruta y se sufre más que nunca dentro de otra gran vida-espejo en la que todo nace y muere: el escenario.
Interpretada por Keira Knightley, Aaron Johnson y Jude Law es una versión radicalmente distinta de anteriores cintas. En ellas la bella Anna fue encarnada por rostros tan conocidos y prestigiosos como Greta Garbo, Vivien Leigh o Jacqueline Bizet.
Tenía que darle un enfoque diferente a la novela para que tuviera sentido una revisión de la misma. Y lo hace tomando el escenario de un teatro como punto de partida de todas las escenas tanto físico como temático. Al principio, el resultado para el espectador es confuso y algo absurdo pero dándole una oportunidad se convierte en un original y ocurrente modo de interpretar los acontecimientos y describir los personajes. Todo empieza y acaba entre las paredes de un teatro . Dependiendo de la escena tiene lugar en el patio de butacas, el escenario o los laterales. El teatro puede ser una vivienda de la alta sociedad, una campesina, los alrededores de una estación de tren o el eje de un baile que convulsionará la historia que se nos está contando.
Y todo responde a un punto de vista expresivo, impresionista e impresionante que hace de la novela algo que nunca había sido: que el teatro sea la vida exterior y a la vez las palabras de Anna Karenina. Éstos serán retazos de su alma que se va desnudando a medida que va progresando la trama. Convirtiendo lo que vemos en poesía en movimiento, como si de repente se pudieran a bailar las danzarinas de Degas o pudiéramos tocar el verde de los paisajes de Manet o de otros de su misma escuela. En ese sentido revoluciona para siempre la novela para hacerla trascender a un nivel superior más dramático, deslumbrante y universal.
El vestuario y la música son obras de arte que se integran perfectamente en la esencia de la película haciéndola por momentos brillar o decaer, ser luminosa y radiante o esquiva, más realista y melancólica.
La ambientación sencillamente es una obra maestra casi tanto como nuestros ojos le permiten ser.
Esta película quizá sólo es apta para sensibilidades exquisitas o mentes rigurosas de corazón romántico. Para mí cada escena es un cuadro y por tanto la vida se disfruta y se sufre más que nunca dentro de otra gran vida-espejo en la que todo nace y muere: el escenario.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Keira Knightley que suele resolver con eficacia sus personajes de época hace de esta heroína de finales del siglo XIX una mujer que respira, que ama y muere por la misma sociedad que la encumbra a un “estrellato” no elegido o al menos no buscado. Sus lágrimas son nuestras lágrimas y su relación carnal, pasional nos acerca más al personaje hasta poder simpatizar con ella y concederle un indulto que a ella nunca le llegará. Es una brillante Anna más rusa, más dama y amante que nunca. Y también más culpable de sus traiciones y desaires a su esposo y a su hijo.
Jude Law cumple con el papel de marido ultrajado y por Aaron Johnson no se complica la existencia y hay cierta desidia en su interpretación aunque quizá es que el personaje de Anna literalmente arrolla a todos los seres que salen a su paso.
A destacar la cuidadosa estética, dirección artística y puesta en escena dotada de una elegancia y tempo maravillosamente bien descritos y casi analizados a la vez que expuestos ante el espectador.
Jude Law cumple con el papel de marido ultrajado y por Aaron Johnson no se complica la existencia y hay cierta desidia en su interpretación aunque quizá es que el personaje de Anna literalmente arrolla a todos los seres que salen a su paso.
A destacar la cuidadosa estética, dirección artística y puesta en escena dotada de una elegancia y tempo maravillosamente bien descritos y casi analizados a la vez que expuestos ante el espectador.