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Voto de Señor Ambiguo:
7
29 de junio de 2020
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de esta película sin entrar en detalles que podrían destriparle la gracia a más de uno resulta particularmente difícil. Un punto que tiene "One cut of the dead" a su favor es su relativa poca fama, y con ello tan sólo cabe augurar que todo cinéfilo virgen no vea siquiera un trailer antes de verla. Y es que si he de ser directo, dirigiéndome ya a los que puedan leerme tratando de convencerse de si deberían verla o no, les digo: ¡no leais más críticas! Dejad de buscar información y dadle una oportunidad, no os dejará indiferentes.
Sin embargo, esta crítica, su verdadero contenido, se dedica a los que, como yo, sí la han visto. Os contaré la historia de mi visionado en el spoiler...
Sin embargo, esta crítica, su verdadero contenido, se dedica a los que, como yo, sí la han visto. Os contaré la historia de mi visionado en el spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Ay, Ueda. Cómo me la metiste, cabrón.
No sé si ha habido filme que haya hecho explotar mis expectativas de este modo. Yo, que era un bendito ignorante, me acerqué a esta cinta de zombis por su elevada nota en varios sitios web de referencia, nada más. Lo cual, ¡je!, no hacía más que ayudar a mi experiencia al darme bombo sobre la última gran revelación ingeniosa del género. Y érase yo, con ojo atento y arrogante, que al llevar ya unos minutos vistos, me decía a mí mismo "Mmm, esto está sobrevalorado". Bien, la cinta progresaba y lo que encontraba no era más que una muy cutre sucesión de eventos con situaciones que le hacían arquear la ceja a uno con señal de desconcierto. Todo parecía un filme de baja calidad, con elecciones creativas fuera de lugar, reacciones ridículas por parte de los actores... en fin, ¡un truño de aúpa! Iba suspenderla, y se apoderó de mí una indignación suprema al pensar Por Qué le iba a gustar tanto a la gente todo esto. Ese Por Qué se revelaba justo en el minuto 37 donde, para mí sorpresa, la cinta odiada terminaba y se daba comienzo a los créditos.
Sería a partir de ese momento que el director y guionista de esta película me la había estado metiendo por el culo sin que yo lo supiera. Y terminó por gustarme.
Tras una analogía (¿lo pilláis?) tan sucia sólo queda decir que ver cómo el metraje restante ponía en un contexto tan desternillante lo anterior fue desarmante. Total, que la segunda mitad va de cómo se realizó ese caos de filme, te cuenta entre bastidores y gran humor cada razón justificada para cada detalle de la terrible aventura que resultó para el equipo durante todo el rodaje de dicho truño. Una maniobra inteligente, inesperada, con niveles meta-cinematográficos que estudiar (eso será el deleite de los más gafa pastas). En suma, ver la segunda parte es cómo asistir a un muestrario de razones por las cuales te equivocaste juzgando negativamente lo que veías en pantalla. Hacer de la verdadera trama los porqués de esos momentos sin sentido de esos primeros 37 minutos es, como poco, original. Además, se descubre a unos personajes que (esta vez sí) te atrapan, generando dosis de simpatía. Pero, sobre todo, cerrando esta crítica acerca de una verdadera carta de amor hacia el hacer del cine, sólo resta reincidir en que en esta pequeña obra se hace un uso del contexto que deja con la boca abierta como pocas. Y hace de ello su mayor baza, lo explota hasta la última gota y, al terminar de verdad en unos 95 minutos, uno se percata de que lo ha manipulado un maestro, y sólo por eso (y todo el buen rollo general que desprende la película), ya merece mi respeto.
Aún tengo la parte trasera irritada. Fue un gran contexto.
No sé si ha habido filme que haya hecho explotar mis expectativas de este modo. Yo, que era un bendito ignorante, me acerqué a esta cinta de zombis por su elevada nota en varios sitios web de referencia, nada más. Lo cual, ¡je!, no hacía más que ayudar a mi experiencia al darme bombo sobre la última gran revelación ingeniosa del género. Y érase yo, con ojo atento y arrogante, que al llevar ya unos minutos vistos, me decía a mí mismo "Mmm, esto está sobrevalorado". Bien, la cinta progresaba y lo que encontraba no era más que una muy cutre sucesión de eventos con situaciones que le hacían arquear la ceja a uno con señal de desconcierto. Todo parecía un filme de baja calidad, con elecciones creativas fuera de lugar, reacciones ridículas por parte de los actores... en fin, ¡un truño de aúpa! Iba suspenderla, y se apoderó de mí una indignación suprema al pensar Por Qué le iba a gustar tanto a la gente todo esto. Ese Por Qué se revelaba justo en el minuto 37 donde, para mí sorpresa, la cinta odiada terminaba y se daba comienzo a los créditos.
Sería a partir de ese momento que el director y guionista de esta película me la había estado metiendo por el culo sin que yo lo supiera. Y terminó por gustarme.
Tras una analogía (¿lo pilláis?) tan sucia sólo queda decir que ver cómo el metraje restante ponía en un contexto tan desternillante lo anterior fue desarmante. Total, que la segunda mitad va de cómo se realizó ese caos de filme, te cuenta entre bastidores y gran humor cada razón justificada para cada detalle de la terrible aventura que resultó para el equipo durante todo el rodaje de dicho truño. Una maniobra inteligente, inesperada, con niveles meta-cinematográficos que estudiar (eso será el deleite de los más gafa pastas). En suma, ver la segunda parte es cómo asistir a un muestrario de razones por las cuales te equivocaste juzgando negativamente lo que veías en pantalla. Hacer de la verdadera trama los porqués de esos momentos sin sentido de esos primeros 37 minutos es, como poco, original. Además, se descubre a unos personajes que (esta vez sí) te atrapan, generando dosis de simpatía. Pero, sobre todo, cerrando esta crítica acerca de una verdadera carta de amor hacia el hacer del cine, sólo resta reincidir en que en esta pequeña obra se hace un uso del contexto que deja con la boca abierta como pocas. Y hace de ello su mayor baza, lo explota hasta la última gota y, al terminar de verdad en unos 95 minutos, uno se percata de que lo ha manipulado un maestro, y sólo por eso (y todo el buen rollo general que desprende la película), ya merece mi respeto.
Aún tengo la parte trasera irritada. Fue un gran contexto.