Estamos ante una película tierna que nos enseña muchos valores y la importancia de ser una buena persona en todos los ámbitos de la vida. Una lección que nos enseña que igual ser buena persona no te llleva al éxito pero si a los corazones de la gente que te trató.

La figura del profesor vigilante contrasta con la del director. El director se hace respetar con el imperio del miedo, del castigo y de la opresión. Y el vigilante se gana a los niños con empatía, comprensión y amor por lo que hace.

Esta película es un homenaje a todos esos profesores que daban lo mejor de sí, que se desvivían por sus alumnos y que consideraban un éxito en la vida haber llegado a alguno de sus alumnos y hacerles creer en sí mismo y en su talento. Todos hemos conocido a un profesor así y la verdad es que es inolvidable.

Los personajes están muy bien trabajados, ninguno chirría, y los niños actuan de una manera genial que transmite absoluto realismo en todas las escenas.

El director es el típico amargado que paga su frustración con los propios niños y no les importa su bienestar sino el estatus del colegio y de las donaciones de la marquesa, tanto que se adjudica el mérito del coro. Un miserable.

Película altamente recomendable, para todas las edades y que nos transmite muchos valores buenos que hay que tener en cuenta en esta vida.