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Voto de Quatermain80:
7
Drama. Terror Un prestigioso científico vive obsesionado con la idea de encontrar una fórmula que le permita aislar los impulsos malignos del ser humano. Cuando lo consigue, decide experimentar consigo mismo y se bebe la poción que ha inventado. A partir de ese momento, se convierte en un monstruo de maldad que deambula por las calles durante la noche cometiendo todo tipo de fechorías. Adaptación de la obra homónima de Robert Louis Stevenson. (FILMAFFINITY) [+]
8 de mayo de 2013
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha resultado algo difícil valorar justamente adaptaciones cinematográficas de obras literarias por las que siento predilección, y de ahí que tuviera algunas prevenciones subjetivas hacia esta película, en la que sin comerlo ni beberlo aparecían dos actrices, lo que de entrada implicaba alterar profundamente el argumento original.

No obstante, ahora pienso que la adaptación que realiza el guionista es bastante hábil, pues capta eficazmente lo esencial del relato de Stevenson, aunque introduciendo en él unos toques melodramáticos en aras de una mayor comercialidad del filme. Otros de los rasgos principales de la historia se mantienen sabiamente, y no me refiero al núcleo del argumento -la disociación del bien y el mal- sino a algunas metáforas que lo ilustran, como la de las dos puertas; en la casa de Jekyll hay una puerta principal, atendida por un correctísimo mayordomo. Es la puerta que encarna la respetabilidad burguesa, el orden o su apariencia, bien representados por su más que confortable casa. Pero si bajamos las escaleras, atravesamos varias puertas y un patio trasero, llegamos entonces al laboratorio, y de él sólo puede salirse a través de una puerta más discreta, y es por ella por la que entra y sale Hyde, el alter ego negativo del respetable doctor.

Así como hay dos puertas que encarnan la dualidad Jekyll/Hyde, hay también dos mujeres, que son una versión edulcorada -pero acertada al fin- de esa misma dicotomía; Beatrix (Lana Turner) es la mujer respetable y sin tacha, la futura esposa. Ivy (Ingrid Bergman) es la seducción popular, la tentación corruptora. Toda la película enfatiza las diferencias entre ambas, desde sus actitudes hasta los ambientes en los que se mueven respectivamente, y la relación de Jekyll/Hyde con cada una de ellas es pareja a su propia corrupción íntima.

Puede reprochársele a la película la eliminación del suspense que sí existía en la novela original, ya que al planificar todo el argumento desde el punto de vista de Jekyll todo atisbo de intriga se pierde, sin que los aspectos formales -por otra parte muy correctos- puedan recuperar completamente el halo de misterio requerido. La fotografía recurre a los contrastes nocturnos que tan característicos serían a lo largo de toda la década de los 40, y la caracterización y transformaciones de Spencer Tracy son meritorias, aunque coincido con otros usuarios en que el mayor mérito es suyo, forzando el rictus y la mirada con efectos fantásticos en su encarnación de Hyde.

El resto de intérpretes están bastante bien, aunque Lana Turner resulta un tanto insulsa, circunstancia debida a la concepción de su personaje, excesivamente convencional y encorsetado. Por el contrario, la Ivy que interpreta la aún no estelar Ingrid Bergman (a punto de rodar "Casablanca"), es mucho más atractiva, y la secuencia que comparte con Tracy en la parte inicial del filme es brillante, quizá la mejor de la película, por lo atrevida y provocativa que resulta para la época.

Concluyendo, una apreciable película, seguramente la mejor de las últimas rodadas por Fleming -quien ya adaptó "La Isla del Tesoro" de Stevenson-, y en la que queda demostrado que todos los seres humanos transitamos entre dos puertas; lástima que al común de los mortales no nos aguarden tras ellas ni Lana Turner ni sobre todo, la maravillosa Ingrid Bergman.
Quatermain80
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