El documental tiene fuerza, impacta, la incredulidad domina durante buena parte del metraje pero la trama está muy bien construida, alternando en el relato recreaciones, testimonios e imágenes de archivo. El resultado se asemeja mucho a un thriller de ficción muy entretenido. Resulta que una historia tan increíble como esta sucedió hace unos años confirmando que la realidad puede resultar bizarra a veces, como frecuentemente ocurre en cualquier rincón del mundo pero más en los Estados Unidos, donde el engaño puede cuajar y pasar todos los filtros posibles. Un individuo lo consigue simplemente para salvar el culo porque ha sido un mentiroso toda su vida, si lo hicieron grandes hombres allí porqué no lo podría hacer un paria, un marginado. La historia recuerda a aquella pija gordita catalana que dijo sobrevivir al ataque a las Torres Gemelas de Nueva York y que se paseó como heroína por medio país cuando durante aquel terrible trance estaba estudiando en Barcelona. Pues bien, desde España también le mandamos a este sujeto, un argelino que andaba perdido por aquí, quien terminó infiltrándose en una desestructurada familia media norteamericana que guardaba una tragedia desde hacía tiempo. Y desde allí pasó a proveer los noticiarios del país, que voraces de un suceso morboso lo extendieron a lo largo del territorio y más allá fuera de sus fronteras. La historia cuajó pero como las mentiras tienen las patas muy cortas llegó un momento en que alguna mente perspicaz entendió que algo no encajaba. El misterio envuelve la razón de que la cosa hubiera llegado tan lejos. En definitiva el documental tiene gancho y por eso ha fascinado tanto como lo hizo el ya popular ‘Catfish’, aunque sobre este otro han recaído más dudas sobre su autenticidad. Muy recomendable.