Decepcionado. Es como me siento al finalizar su visionado. Esperaba mucho más de este film que cuenta en su reparto con la bella Ava Gardner y el gran Humphrey Bogart. Una película plana e insulsa donde se suceden los minutos y da la sensación de no estar ocurriendo nada. He estado esperando hasta el final algún toque o giro magistral por parte de Mankiewicz que justificara su visionado y su fama, pero nada de nada, al contrario, todo iba a peor.

Un muy pobre guión es el principal culpable de todo y viniendo de la mano de uno de las más afamados guionistas/directores como es Mankiewicz la sorpresa es mayor. La película empieza por revelarnos el final de la historia y juega con enganchar al espectador para saber como se llega a tal desenlace, no obstante, las expectativas se deshinchan a medida que se revela su insulsa trama y el único elemento que puede mantener el interés es conocer la causa del ya mencionado final. Para colmo, el desenlace carece de credibilidad e interés y deja con la sensación de que no se ha sabido encontrar el grado de tragedia que se buscaba.

Destacar también negativamente los diálogos forzados buscando cierto romanticismo poético que en ocasiones rozan el ridículo, así como la pésima ambientación de la España del momento (taberna y sobretodo en la escena del juicio).

Como positivo o mínimamente interesante mencionar el rol de confesor y amigo incondicional que realiza Bogart (papel nada usual en él, pues siempre suele ser él el que rompe corazones) y la belleza y gran porte que muestra Ava Gardner en todo momento (en especial la noche del casino).

Mi conclusión es que se trata de una de las películas más sobrevaloradas por la crítica y ni siquiera la belleza espectacular de Ava Gardner y un Bogart cumplidor (pero desaprovechado) pueden justificar que este film pueda ser considerado uno de los grandes del Hollywood de los 50.