Cada temporada es común denominador proclamar un “thriller del año” y probablemente desde un punto de vista global Animales Nocturnos lo sea, principalmente porque cumple con una serie de requisitos que pueden degustar tanto el gran público, como los más remilgados, combinando una historia oscura, pero de calado universal, con un ritmo certero que la hace muy entretenida.

Animales Nocturnos nos cuenta la historia de Susan, una mujer de éxito, de la high-class, que recibe la primera novela de su ex-marido, dedicada a ella, para que le de su personal crítica. A través de esta Susan se sumerge en una violenta y triste ficción que remueve su pasado.

Personalmente y más en España, creo que lo de “thriller de año” debe estar más competido, no obstante esta temporada hemos podido ver 3 películas pátrias de un nivel soberbio: Tarde para la ira (Raúl Arévalo), El hombre de las mil caras (Alberto Rodríguez) y sobre todo Que Dios nos perdone (Rodrigo Sorogoyen), que es sin duda una de las películas del año para un servidor. Tampoco podéis dejar de ver, por favor, Comancheria de David Mackenzie, que comparte con esta Animales Nocturnos el ambiente sureño y que es pura delicia, con un Jeff Bridges fantástico. Pero vamos a lo que nos compete.

Sin duda la Animales Nocturnos de Tom Ford resulta muy satisfactoria, con sus virtudes y defectos, pero mayoritariamente efectiva, que cuenta con una historia potente y excelentemente narrada. Además Ford demuestra clase y gusto en la dirección, aportando un tono solemne e inmersivo a la cinta y otorgándole un ritmo que hace que no te despegues de la trama.

El guión, que firma el propio Tom Ford es realmente bueno, ahondando en temas ya muy transitados, como la culpa, el remordimiento y la venganza de una forma original, a través de tres líneas temporales, donde perviven realidad, pasado y ficción, que se conjuntan para dar sentido a la película, centralizado todo su efecto en el personaje de Susan (Amy Adams), que circula entre estás, revolviéndose por dentro.

Quizás lo que le falte a Animales Nocturnos sea la excelencia, que puede ser ponerse exquisito, pero visto el nivel del género es necesario. Por un lado, el montaje entre las tres tramas no termina de parecerme fluido y es un arma que si se hubiese explotado hubiera supuesto un gran aliciente. También existe algún error a la hora de utilizar la banda sonora de Abel Korzeniowski, que por otro lado es excelente, pero en algún momento me resulta sobre explotada.

Necesario es pararse en el reparto, (potencial nominado al SAG por favor), en el que destaca la siempre excelente Amy Adams, en un papel sutil y contenido, que le permite menos lucimientos que el de La Llegada, también de estas características, pero donde no comparte tanto metraje, sin embargo la forma de expresar las emociones que genera en ella su pasado y el libro, es excelente. Jake Gylenhaal está también muy solvente, aunque algo irregular a mí parecer, en algún momento brillante, en otros algo pasado. Sorprendente es la aparición de Aaron Tylor-Johnson en un papel de villano que le permite exhibirse. Sin embargo, del que más se ha hablado, en términos de premios y nominaciones, es del siempre destacado Michael Shannon, que vuelve a tener un papel muy de su perfil (un ido de la cabeza vamos) donde sobresale, dejándonos algunas de las escenas más memorables de la cinta

En un año donde el thriller vuelve a dejarnos muy buenos títulos, Animales Nocturnos destaca por su fuerza, su elegancia narrativa y su tono solemne, suponiendo la confirmación de que en Tom Ford hay un director de calibre. Id a verla, no faltéis.

(vía https://quiasmaoptico.wordpress.com/)