El cabo del miedo. Traducción al castellano del Cape of Fear que dio nombre a las dos películas, la original de 1961, dirigida por J. Lee Thompson (traducida en este caso por El Cabo del Terror), y la de Martin Scorsese de 1991.
Normalmente un remake no supera al original y este es uno de los casos.
Alguna originalidad en el guión hace más creíble la trama; por ejemplo, el acosado no es un viandante que se ve enredado en un juicio por estar en el lugar del crimen sino un abogado cuyos escrúpulos hacen que obvie ciertos testimonios que podrían suponer la libertad para un violador. 14 años después debe enfrentarse a las consecuencias de su acto. Pero en general la película resulta demasiado efectista, particularmente en su último tercio, que a ratos produce más risa que suspense. Los cuestionamientos de un Nick Nolte tendente a la infidelidad resultan burdos frente a la bonhomía de un Gregory Peck atrapado entre el respeto a la ley y la protección de su familia.
Hay que agradecer el homenaje a la película original al haber contado para determinados papeles con los protagonistas de la misma. Resulta paradójico el intercambio de papeles al hacer Robert Mitchum de policía y Gregory Peck de abogado del malísimo Robert de Niro. Las adolescentes de antes no tienen nada que ver con las de ahora y Juliette Lewis lo borda. Siendo también este uno de los puntos (adolescente con ganas de experimentar, padres con problemas de pareja) en los que esta película aporta más de credibilidad sobre la original.