He visto el documental con poco ánimo porque no me despierta interés el automovilismo, sin embargo el resultado es una excelente película que atrapa desde el principio hasta el final. La he visto con mucha emoción, con nostalgia porque hoy tengo la misma edad que tenía Senna cuando tuvo aquel fatídico accidente en el GP San Marino 1994 y en ese momento que pasaba por mi etapa juvenil él era un ídolo de un país hermano. Me han resultado muy triste los momentos finales de la película ya que el piloto intuía fuertemente el fatalismo.