El espectador está ávido de endorfinas, de experiencias que hagan pasar un momento agradable y produzcan efectos placenteros a la mente. En medio de la incertidumbre e inquietud que produce , por ejemplo el tema de los abusos a menores se necesitan finales felices, blancos...

La industria del entretenimiento utiliza la técnica de los finales felices como forma de aumentar los beneficios. Sabedores de que este producto tiene una demanda muy alta se aprovechan y abusan de ello para aumentar las ganancias porque los individuos consideran como una experiencia positiva cuando las historias tienen un predecible final feliz. Tanto es así que se genera una auténtica dependencia de ello.

El protagonista real de la serie es el juego de los medios para vestir una historia bastante cruel como televisiva, ergo ejemplarizante, y del como consiguen ejercer esa función en la sociedad, tarea a la que están obligados como servicio público que son. Esa es su labor en la sociedad en verdad, en un entorno muy competitivo y de ética cuestionable pero trabajo al fin y al cabo

Y para narrar la historia de la confección del producto se tienen que poner en evidencia el como en su día se obviaron las carencias de los relatos en pos de la audiencia. La inverolimilitud de la historia es el resultado del sufrimiento de la veracidad cuando se tiene la oportunidad de contrastar los hechos.

La directora lo hace muy bien. Lo consigue. Es una exposición en tres capítulos de testimonios con la que se dibuja el trayecto de la historia dado por los medios con la perspectiva del paso de tiempo. Ningún relato lo soporta bien y éste el que menos de todos