No entiendo esto.
¿Por qué siguen en antena bodrios capaces de hacerte echar hasta la primera papilla y, en cambio, desaparecen estas series que son divertidas, amenas y entretenidas?
Nunca lo entenderé, como tampoco entenderé que La familia salvaje haya sido retirada de la parrilla con tan sólo una mísera temporada que te deja con la miel en los labios. Me he quedado con ganas de ver más aventuras de esta atípica familia compuesta sólo por tíos con la que me he reído sinceramente ante sus locuras y payasadas varias.
Además, me gustaba ver a Mel Gibson haciendo del agente Steve Cox. Al principio no lo reconocía, pero me encantaba verle en los vídeos de seguridad que coleccionaba Nick.
Es una lástima que no volvamos a ver más capítulos de estos siete chiflados (si contamos a Nick y al tío Jimmy) que tenían una particular manera de ver la vida y una manera muy singular de resolver sus problemas.