«Lo que vais a ver es una ficción. Cualquier parecido con personas vivas o muertas es pura coincidencia. Especialmente para ti Jenny Beckman. Zorra.»

Bienvenidos a los nuevos rumbos de la comedia romántica. Desde su premisa, a lo «Esta es una historia de chico conoce a chica pero más vale que sepáis de entrada que no es una historia de amor» y una frase lapidaria «No existe eso del amor, es una fantasía», Marc Webb muestra sus cartas como compendio de postales que retratan lo más efervescente del amor y los lugares más profundos de la ruptura. Días soleados, días nublados. Hay y no hay orden. Hay actitud de revitalizar el género desde un prisma donde prima la originalidad: narrador en tercera persona, duplicación de la visión personal-cinematográfica e introduce elementos cool y alternativos como a los Pixies en una secuencia en un karaoke o Belle & Sebastián y las extrañas ventas en Michigan. “(500) Días juntos” son las crónicas de una chica ‘anal’ sin sentimientos al cortarse el pelo (no tiene nervios) y que pone de los nervios a su chico y protagonista del película por cortar y darle a su crónica por el ‘anal’. Las referencias musicales, como ese encuentro en un ascensor con los Smiths, como cinematográficas convergen en el circuito romántico: recurriendo al musical en plan “Encantada” para mostrar el efervescente estado de ánimo del protagonista, al cine porno para buscar una secuencia de sexo original, a la parodia de la nouvelle vague, incluso a “El séptimo sello” o la sombra de “El graduado”.

Marc Webb traza una comedia romántica prototipo de lugares favoritos, de momentos especiales, de secundarios-espejos a lo sit-com descartables y poco adorables, del destino y sus consecuencias, de tensiones emocionales en forma de clímax y anticlímax para conseguir el punto de giro final y todo ello construido, como la buena arquitectura narrativa, de sentimientos auténticos dando orden al máximo caos.

Más allá de esa premisa en forma de simplicidad se abre una bonita tarjeta de felicitación donde la originalidad y la perfección del trazado hacen esconder, por momentos, que estemos ante otra más homologada y homogénea. “(500) Días juntos” lo es pero sabe adornarlo muy bien. Hay vida después de “¡Olvídate de mí!”, después del verano llega el otoño. ¿Veremos el invierno? Bienvenidos, al fin y al cabo, al inteligente mundo de la comedia neo-romántica.