Había olvidado aquel rostro que un día desapareció sin dejar huella…
Tan sólo vagos recuerdos, una piedra y un rostro borroso y…
Tuvo que pasar media vida y que el destino le concediese un don… el de volver a un muerto a la vida por unos segundos para que aquel rostro tomáse de nuevo forma ((Spoiler ‡)).

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Muchos se sorprendieron cuando escucharon su título como la mejor película de habla no inglesa en la ceremonia de los Oscars por encima de “Vals con Bashir” o “La clase”. “Despedidas” funciona como “El sexto sentido” pero a la inversa: a través de la última voluntad de los muertos (despedirse de sus seres queridos) los que se quedan en el ‘bollo’ ven por última vez lo que nunca pudieron o quisieron ver: ese ‘hoyo’ llamada vida tiene poco fondo. Son unos días como mucho o como poco. Pero es ahí cuando la película Yojiro Takita entra en el difícil arte de la desmitificación de la muerte como un cuento bondadoso sobre el recuerdo. Tal vez no se tiende hacía la comedia negra de “El verdugo” sino al beneplácito del público por agradar con sentimentalismo y enterrando cualquier atisbo de maldad. Eso es el dulce poso de una comedia negra blanda porque busca realmente el romanticismo, mediante el abuso de secuencias de montaje, y un giro final al pasado que nos haga llorar como en una afectiva despedida.

Lástima que ese violonchelo acabe prácticamente por matar todo sus méritos.