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Voto de Maldito Bastardo:
5
5,8
32.511
Comedia
Para Nick, Kurt y Dale, la única solución para hacer su rutina diaria más tolerable sería hacer desaparecer a sus insoportables jefes. Con la ayuda de unas copas de más y el consejo poco fiable de un expresidiario buscavidas, los tres idean un enrevesado e infalible plan para deshacerse para siempre de sus superiores. El único problema es que el plan es tan infalible como el cerebro que lo concibe. (FILMAFFINITY)
4 de septiembre de 2011
36 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo interesante de “Horrible Bosses”, aparte de su traducción made in Spain de un traductor laboralmente en apuros: “Cómo acabar con tu jefe”, es la situación laboral que plantea: tres amigos tienen tres jefes que impiden que los trabajos que aman sean confortables y acaben convertidos en un infierno.
Obviamente la película funciona por el comadreo, complicidad e interpretaciones de Jason Bateman (“Arrested Development”), Charlie Day (“Colgados en Filadelfia”) y Jason Sudeikis (“Saturday Night Live”). Los tres especialistas en el género humorístico aunque Bateman aspire a cuotas mayores en sus proyectos en pantalla grande.
Sus jefes no sólo son definidos por ellos como rótulos mastodónticos: Total Fucking Asshole (Un Completo Gilipollas Integral), Evil Crazy Bitch (Una Zorra Malvada y Loca) y Dipshit Cokehead Son (Hijo Drogata e Imbécil) sino que son encarnados por tres actores con vocación de star: Kevin Spacey, Jennifer Aniston y Colin Farrell.
Precisamente la película queda descompensada a favor de los primeros y, ante la conversión de un florero con bata, piernas y sucia-lengua en una sex-evil-lady por parte de Aniston y la desfiguración desagradable de Farrell, todo queda relegado a las tablas de Spacey, quién se erige como auténtico y genuino antagonista y psycho-killer a un nivel más allá de lo laboral.
Pero más que el slapstick la gracia está en la comedia de situación que provocan sus actividades delictivas y fracasos continuados. La referencia a “Ley y orden” es curiosa por parte de Day cuando apareció en uno de sus capítulos así como esa combinación de profundidad social tapada por una comedia insustancial de uso-y-disfrute. Lo que importa y queda patente es una ironía tremenda al retratar el mundo laboral actual: si tu trabajo es un infierno… ¡mantenlo cómo sea! Fuera tan sólo queda el reducto de la prostitución low-cost o la indigencia absoluta. ¡Mata si es necesario! Además, teniendo en cuenta que cometer un asesinato y un delito intelectual está casi al mismo nivel...
Obviamente la película funciona por el comadreo, complicidad e interpretaciones de Jason Bateman (“Arrested Development”), Charlie Day (“Colgados en Filadelfia”) y Jason Sudeikis (“Saturday Night Live”). Los tres especialistas en el género humorístico aunque Bateman aspire a cuotas mayores en sus proyectos en pantalla grande.
Sus jefes no sólo son definidos por ellos como rótulos mastodónticos: Total Fucking Asshole (Un Completo Gilipollas Integral), Evil Crazy Bitch (Una Zorra Malvada y Loca) y Dipshit Cokehead Son (Hijo Drogata e Imbécil) sino que son encarnados por tres actores con vocación de star: Kevin Spacey, Jennifer Aniston y Colin Farrell.
Precisamente la película queda descompensada a favor de los primeros y, ante la conversión de un florero con bata, piernas y sucia-lengua en una sex-evil-lady por parte de Aniston y la desfiguración desagradable de Farrell, todo queda relegado a las tablas de Spacey, quién se erige como auténtico y genuino antagonista y psycho-killer a un nivel más allá de lo laboral.
Pero más que el slapstick la gracia está en la comedia de situación que provocan sus actividades delictivas y fracasos continuados. La referencia a “Ley y orden” es curiosa por parte de Day cuando apareció en uno de sus capítulos así como esa combinación de profundidad social tapada por una comedia insustancial de uso-y-disfrute. Lo que importa y queda patente es una ironía tremenda al retratar el mundo laboral actual: si tu trabajo es un infierno… ¡mantenlo cómo sea! Fuera tan sólo queda el reducto de la prostitución low-cost o la indigencia absoluta. ¡Mata si es necesario! Además, teniendo en cuenta que cometer un asesinato y un delito intelectual está casi al mismo nivel...