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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
6
Terror Secuela de la película [•REC] (2006), con el mismo formato de falso documental. Quince minutos después del final de la primera parte, un grupo de policías entran en el edificio acompañados por un doctor con tal de conseguir la sangre de los infectados, en especial la de la infectada inicial que habitaba el ático, para encontrar una cura. A su vez, tres adolescentes, un bombero y un antiguo inquilino entran por el alcantarillado. Lo que ... [+]
8 de agosto de 2010
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay muchos planteamientos en “[•REC]²” que la hacen ser una continuación controvertida y sumamente interesante. Mientras que en “Holocausto caníbal”, “El proyecto de la Bruja de Blair” o “Cloverfield” se intentaba dotar de realismo mediante el mockumentary o el documento fosilizado encontrado: «lo que van a ver a continuación ha sido encontrado en… y es real». En “[•REC]” se abren otros espectros que no quedan más abiertos con la secuela. No sólo se intenta dar respuestas sino que se abren nuevas incógnitas.
No queda claro en ningún momento por qué el espectador está viendo imágenes que al parecer nunca abandonaron el lugar: se suma a la propuesta la perspectiva de diferentes puntos de vista (idea que se la pasó por la cabeza a J.J. Abrams para continuar con Cloverfield”) sino que se añade la realización multi-cámara o video-casera. Es así una pura regeneración del género por acumulación de referencias y variantes.

En el falso trailer que presentó Balagueró en teaserland, “El Exorcista V”, hace encajar la suma de elementos: aquí se plantea una exploración del género mediante el homenaje del engarce imposible: “El exorcista”, “La noche de los muertos vivientes”, “La plaga”, “28 días después”, “The ring” y las formas exploradas del videojuego actual (que ya es simple pasado).

Todo lo anterior supone un juego metaficcional, donde se experimenta con el formato digital de una manera brillante, explorando todas sus posibilidades en la realización e incluyéndola en la narración la visión nocturna para hallar otra realidad y una verdad oculta. Los caminos en la acción resultan ilimitados: «La culpa es de ellos» dicen Balaguero y Plaza. Ellos no son los infectados sino de los espectadores que quedaron ‘poseídos’ y ‘contaminados’ con la primera parte y ahora padecen del otro reverso del significado de ‘poseídos’ y ‘contaminados’. La gran mayoría de espectadores han contestado con rabia y odio visceral a la propuesta de Balaguero y Plaza como si estuvieran delante de “OT la película”. Pero, ¿no es acaso ese guiño made in Spain con un infectado en una cocina haciendo una tortilla al ritmo de Suspiros de España una autentica boutade?

Aquí hay pura mezcolanza exploitation que busca descaradamente la empatía al otro lado de la cámara y poseernos con un aluvión de referencias y guiños. Muchos, por lo que denotan las críticas, iban armados con crucifijos hasta en el carné de identidad.
Manuela Velasco mira a cámara como acto que parece un cliché pero abre nuevas puertas: ¿será ella la que entrega todas las cintas a los medios? Recuerden las palabras del exorcista… no hagan caso a la fiera y la precuela y secuela avecina que la Apocalipsis, por vía de la reinvención del género, están a la vuelta de la esquina y son obra del mismísimo diablo. Advertidos (y poseídos) quedan.
Maldito Bastardo
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