Álvaro Fernández Armero apuntó alto en su ópera prima, “Todo es mentira”, pero desde ahí todo fue caída libre. Como únicas bocanadas queden posiblemente “Nada en la nevera” o su aportación documental “Ángel Nieto: 12+1” siguiendo las pautas preestablecidas. Y precisamente esas pautas son la mayor tara de “Salir pitando”, que pretende sumergirse en un género que ya se encuentra lleno de fango. Sin gracia y sin talento, salvo para el trailer que se vio en salas de cine y con ese «¡Rafa, no me jodas!» (creo que crearon una página web con dicha dirección) que puede ser uno de los primeros y escasos ejemplos de publicidad viral española.

La película debería encuadrarse actualmente en la ciencia ficción ya que el partido que decide la liga es un Recreativo—Valencia. El Valencia jugándose la Liga (ahora lo único que se juega es encontrar a otro Villa la próxima temporada y, atención, El Recreativo jugándose una plaza en Europa. Todo es posible pero ahora mismo el Recreativo habitada otra liga. Fiabilidad deportiva aparte, ya que en el fútbol no existe muchas veces algo llamado pronóstico, en “Salir pitando” salen pitos, sale Lopez Vallejo o al menos le nombran y sale hasta Manolo Lama haciendo de Manolo Lama. Pero tampoco es nada original ya es que sale hasta en los videojuegos: ha perdido gracia por pesadez de reiteración y el guiño queda hasta mal.
Pero es que ese momento de clímax y exaltación de la amistad arbitral no da para mucho, como la tensión emocional y trauma fordiano-castellano del árbitro con miedo escénico y cornamenta por parte de su mejor amigo. Entre el cliché y la degradación previsible y personal del deporte rey queda poco lugar para la comedia romántica con pinceladas de enredo y algún vistoso gag visual utilizando la escenografía.

El filme debería recuperar el título de “Nada en la nevera” ya que los protagonistas se han encontrado en la misma por sus pésimos arbitrajes pero es un torpe sucedáneo de la comedia gamberra americana. Vean la reciente “Resacón en Las Vegas” y compárenla con “Salir pitando” y notaran cierto infantilismo heredado de tiempos pasados donde el tijeretazo censor era driblado con el talento del guionista. El film de Álvaro Fernández Armero no lo tiene. Sin gracia y sin conmover. Ha acabado dirigiendo series de televisión lo cual no es que sea peyorativo (sobre todo si es en EEUU) pero aquí en SPAIN es algo como salir pitando. Desde luego, muy mal partido.

La única curiosidad es que para las escenas del campo de fútbol se utilizó el estado Nuevo Colombino, del Recreativo de Huelva, con el público real durante los descansos y los minutos previos al partido.