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Voto de Maldito Bastardo:
3
6,2
51.256
Thriller. Acción. Ciencia ficción. Drama
El agente Doug Carlin (Denzel Washington) descubre que la explosión de una bomba en un Ferry de Nueva Orleáns es obra de un terrorista. Por su perspicacia para analizar y distinguir rápidamente lo relevante de lo secundario en el escenario del crimen, Carlin es integrado en un misterioso equipo de investigación que utiliza una sofisticada máquina que permite hacer algo extraordinario... (FILMAFFINITY)
10 de diciembre de 2006
25 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
O thriller-sci-fi by "Blancanieves". Después de los atentados terroristas del hermanísimo (“El fuego de la venganza” y “Domino”), el demente apunta directamente con sus armas "artísticas" a “Minority report”.
Podría ser peor, pero este "fuego visual" se sigue con interés y resultaría más interesante si el hermanísimo y los intereses comerciales no metiesen sus sucias zarpas.
Sigue el cliché o déjà vu del Hollywood actual, que intenta por todos los medios cambiar "el curso natural del río" creando líneas divergentes y comerciales para que nadie moje de lágrimas las palomitas o se le atragante el refresco.
Por lo tanto, su recta final se decanta hacia lo mediocre o lo que Altman retrataba en “El juego de Hollywood”. El de un ejercicio explicativo, tramposo y deleznable para complacer a las almas sensibles idiotizadas por un canto escasamente hipnótico a la desfachatez y la tomadura de pelo.
Sí Bloomsday, el cine ha muerto. Porque la única bomba de la película la pone Tony Scott. Sobre las tumbas de Lang, Hitchcock y otros tantos otros cuyo arte residía en el efecto, no en el defecto.
Podría ser peor, pero este "fuego visual" se sigue con interés y resultaría más interesante si el hermanísimo y los intereses comerciales no metiesen sus sucias zarpas.
Sigue el cliché o déjà vu del Hollywood actual, que intenta por todos los medios cambiar "el curso natural del río" creando líneas divergentes y comerciales para que nadie moje de lágrimas las palomitas o se le atragante el refresco.
Por lo tanto, su recta final se decanta hacia lo mediocre o lo que Altman retrataba en “El juego de Hollywood”. El de un ejercicio explicativo, tramposo y deleznable para complacer a las almas sensibles idiotizadas por un canto escasamente hipnótico a la desfachatez y la tomadura de pelo.
Sí Bloomsday, el cine ha muerto. Porque la única bomba de la película la pone Tony Scott. Sobre las tumbas de Lang, Hitchcock y otros tantos otros cuyo arte residía en el efecto, no en el defecto.