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España España · Santa Cruz de Tenerife
Voto de gerardops:
5
Aventuras Ya hace años que Tarzán (Alexander Skarsgård) abandonó la jungla africana para llevar una vida aburguesada como John Clayton III, Lord Greystoke, junto a su esposa Jane (Margot Robbie). Pero un día le ofrecen el cargo de embajador en el Congo. En realidad, todo forma parte de un plan ideado por un capitán belga (Christoph Waltz), aunque los responsables de llevarlo a cabo no están preparados para ello. (FILMAFFINITY)
29 de julio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sostengo la teoría de que determinadas películas calan en el espectador de modo distinto en función de la edad que tiene cuando las ve. Un largometraje que nos gustó en la infancia, probablemente seguirá sugestionándonos en cierta manera en la etapa adulta, aunque reconozcamos en los posteriores visionados su falta de rigor o la utilización de recursos ridículos y poco creíbles. Por el contrario, si esa misma cinta la vemos por vez primera cuando ya somos mayores, podremos tacharla fácilmente de absurda o calificarla de mediocre y prescindible. Personalmente, nunca he sido demasiado aficionado al personaje de Tarzán, aunque de pequeño asistí a muchas de sus aventuras en televisión y lograron captar mi interés. Sin embargo, esta nueva adaptación cinematográfica del célebre personaje no ha hecho mella alguna en mí.
El cineasta inglés David Yates -conocido hasta la fecha por ser el responsable de cuatro de los films de la saga de Harry Potter- se sitúa detrás de la cámara. En dichos títulos ya demostró su corrección técnica y cierta habilidad narrativa para las tramas de acción e intriga. Con este último proyecto cambia de personaje, aunque no de estilo, y pretende llevar a cabo la revisión moderna de un icono cuya esencia posee cierto toque arcaico. Pero, en mi opinión, una propuesta diferente de este protagonista no debe hacerse a base de actualizarlo sino, más bien, de aprovechar para la narración esa estética antigua que lo caracteriza. Si no, el riesgo de obtener un resultado desnaturalizado es elevado, ya que Tarzán es primitivo y, si se filma bajo la influencia de los videoclips y de los programas de la generación MTV, se distorsiona su auténtico carácter. El resultado final, por lo tanto, es irregular.
Aunque correcto en la forma (qué menos, después de invertir la friolera de ciento ochenta millones de dólares en su rodaje), termina siendo demasiado frío y distante en el fondo. Tal vez sea yo, con mis ojos cada vez más adultos, quien incremente la distancia, pero no puedo evitar calificarla de obra prefabricada y poco honesta con la peculiar idiosincrasia del denominado “hombre mono”. En este caso, los efectos de luz, el uso de la cámara lenta y la grandilocuencia de algunas de las secuencias restan credibilidad a una trama que, con más sencillez, hubiese funcionado mucho mejor.
Ha transcurrido largo tiempo desde que Tarzán abandonase la selva africana para emprender una existencia aburguesada en compañía de su amada esposa Jane. Repentinamente, su apacible y aristocrática vida de hombre casado dará un giro inesperado cuando requieran sus servicios como emisario comercial y sea invitado a regresar al Congo. Detrás de tal oferta se esconde un siniestro plan ideado por un codicioso comerciante que, para obtener unos diamantes hallados en África, tiende una trampa al que fuese rey de la jungla.
Tras dos semanas de exhibición en el mercado norteamericano, la película ha recuperado casi la mitad de su presupuesto, pero está por ver si termina por ser rentable o no. Lo que parece evidente es que no pasará a la Historia del Séptimo Arte como referente del personaje creado por el escritor Edgar Rice Burroughs.
Por lo que respecta al apartado interpretativo, el protagonista es el actor sueco Alexander Skarsgård, que ha participado en largometrajes tan dispares como “Melancolía” de Lars von Trier, “¿Qué hacemos con Maisie?” de Scott McGehee y David Siegel o “Battleship” de Peter Berg. Por lo que respecta al personaje de Jane, corre a cargo de la mediática Margot Robbie, empeñada en demostrar que su mayor recurso (quizás el único) delante de la cámara es el atractivo físico. Más conocidos son Christoph Waltz (dando vida de nuevo a un villano) y el prolífico Samuel L. Jackson.
www.cineenpantallagrande.bogspot.com
@gerardo_perez_s
gerardops
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