Alucinante película y quizás la mejor de Alex Proyas junto con "El cuervo". Lamentablemente, poco conocida, es, lo que llamaríamos en Perú, una "caleta contemporánea". Hay que reivindicarla, pues su original historia tiene clara influencia de "La metamorfosis" de Kafka. Cuando acabas de verla no puedes dejar de preguntarte qué se han fumado o inyectado los guionistas para concebir una trama tan fantasiosa, pero a la vez fascinante.
El reparto quizás no haya cuajado en el público moderno, pero hoy la película es muy disfrutable y hasta nos identificamos con los personajes, bien interpretados, especialmente por Rufus Sewell, hoy relegado a papeles de villano. Pero sobre todo, nos hizo conocer la hermosura y talento de Jennifer Connelly.